viernes 29 de marzo del 2024

Quién es la zanahoria de Messi

El alemán Gerd Müller es el dueño del récord que busca Leo. Su vida, el éxito deportivo y los bajones personales: la historia de una vida complicada.

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Inclusive hoy, Uli Hoeness no recuerda nada del accidente: estaba dormido cuando la avioneta en la que volaba con tres amigos desde Munich a Hannover se estrelló. Era 17 de febrero de 1982, y sólo él sobrevivió. Cuando se despertó, empezó a deambular, ensangrentado, por un bosque, donde lo encontraron: estaba desorientado. A partir de allí, cuenta, se volvió una persona compasiva. Por eso, cuando Sepp Maier, un ex arquero de (y compañero de él en) la selección de Alemania le contó a fines de ese año que Gerd Müller, que se acababa de retirar (en los Fort Lauderdale Strikers de la North American Soccer League), estaba deprimido y con serios problemas de alcoholismo, lo llamó de inmediato y lo convenció de que se internara en una granja de rehabilitación. Cinco semanas más tarde, cuando salió de esa granja, en la que llegaron a atarlo a una cama, Müller dijo: “Uli me salvó la vida”.

Hoy, Hoeness es el presidente del Bayern Munich, y Müller, el delantero de la marca de 85 goles en un año por la que va Lionel Messi, es entrenador de divisiones inferiores en ese equipo. Otra vez, Hoeness lo salvó: Müller, “que desde hace veintiún años no bebe ni siquiera una gota de licor de chocolate”, según le dijo su esposa, Uschi, a la agencia alemana DPA, está autorizado a ir cuando quiere (y puede) a los entrenamientos.

Der Bomber der Nation. Cuando llegó al Bayern Munich, en 1964, el entrenador del equipo, Zlatko Cajkovski, preguntó, irónico, a la dirigencia: “¿Qué se supone que tengo que hacer con este levantador de pesas?”. Müller medía 176 centímetros y pesaba 80 kilos. Un visionario, Cajkovski: en los 15 años en los que jugaría allí, Müller marcaría 365 goles en 427 partidos en la Bundesliga y sería goleador de la Bundesliga en siete temporadas. Los números del Bombardero de la Nación, así lo apodaban en Alemania, aterran: con la selección (con la que ganó la Copa del Mundo de 1974, ante Holanda, con un gol de él en la final) anotó 68 goles en 62 partidos. En su carrera (TSV Nordlingen, el equipo de la ciudad en la que nació el 3 de noviembre de 1945, seis meses después del suicidio de Hitler; Bayern Munich, Fort Lauderdale Strikers) marcaría ¡555 goles en 617 partidos!

Pero, lo escrito, no bien se retiró, se deprimió y se volvió alcohólico. Aun recuperado de esa enfermedad, Müller es hasta hoy un personaje misterioso. En julio de 2011, viajó a Trento, Italia, con un equipo de inferiores del Bayern Munich. Una noche, a las tres de la mañana, se fue sin avisarle a nadie del hotel Villa Madruzzo, donde se alojaba el equipo. Aparecería (en rigor: lo encontrarían) recién 15 horas después, solo y desorientado: eran las seis de la tarde y caminaba por una calle de Trento sin saber por qué estaba allí. Había intentado, según informaría la policía, viajar de vuelta a Munich en taxi pese a que no tenía dinero encima. El presidente del Bayern Munich emitió un comunicado: “Müller sólo salió a dar un paseo”. Hoeness trataba de salvarlo otra vez.

El pasado 3 de noviembre, un vocero del Bayern Munich debió responder por qué Müller, en el día de su cumpleaños, no había atendido los llamados de los periodistas ni aparecía por el club: “Hay muchísima gente que lo está llamando, pero como hizo en los últimos años, el señor Gerd Müller prefiere celebrar su cumpleaños en privado”.

Sin embargo, Müller ya había aparecido una vez este año: fue en mayo, cuando Lionel Messi estaba por romper su récord de 67 goles en una temporada (por si acaso, el argentino va ahora por los 85 en un año calendario). “No se puede parar el tiempo –le dijo al diario catalán Mundo Deportivo–. Los récords están para ser batidos, no para ser eternos. Y a mí no me parece mal en absoluto que sea Messi quien me arrebate mi récord, es un honor. Si él consiguiera marcar 68 goles, yo sería de los primeros en felicitarlo.” (Messi, al final, lo conseguiría.) Müller remató (justo él, un goleador): “¿Si yo sería capaz de marcar tantos goles hoy? Prefiero no especular. Para mí significa mucho que mi récord, que demuestra que ya hace cuarenta años había grandes goleadores, haya sobrevivido todo este tiempo”.

Lo dijo Müller, ese goleador que no pudo jugar en el Barcelona, allá por 1973, porque el gobierno de la República Federal de Alemania impidió su pase: se avecinaba el Mundial, que iba a ser al año siguiente allí, y no quería que su estrella jugara en otro país. Al Barcelona no le quedó otra que contratar a otro futbolista: un tal Johan Cruyff.

Esta nota fue publicada en la edición impresa del Diario PERFIL.