Se sabe, Brasil es uno de los países más religiosos de América Latina. Pero lo que ocurrió este fin de semana en el estadio Morumbí sobrepasa cualquier análisis.
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Los jugadores de San Pablo y Flamengo esperaban en el campo de juego, listos para empezar a jugar el partido correspondiente al Brasileirao ¿A quién esperaban? Al árbitro, que se tomó unos minutos para rezarle y bendecir al VAR.
Ricardo Marquez Ribeiro se arrimó a la cabina donde se ubica el sistema de videoarbitraje como si se trata de un altar.
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El VAR llegó al fútbol sudamericano para quedarse: ya se utiliza en los partidos de Conmebol, tal como sucede en las ligas más importantes del mundo.
Marquez Ribeiro no tuvo que recurrir a la tecnología. Se trató de un partido tranquilo, sin mayores incidencias. San Pablo y Flamengo empataron 1 a 1.
AM