martes 23 de abril del 2024

Increíble anécdota de la llegada del Kily al Valencia

El rosarino narró cómo fue su llegada desde el Zaragoza. "Me había peleado hasta con el utilero de ellos...", adelantó el volante. En el vestuario, les propuso piñas.

442

Cristian El Kily González contó una imperdible anécdota de su etapa en el Valencia, más precisamente de su primer día en el equipo Che.

El rosarino llegaba al club proveniente del Zaragoza, adonde se había desempeñado durante tres temporadas.

En ese tiempo, González había forjado una profunda relación de enemistad con los futbolistas del Valencia, entre estos Gaizka Mendieta.

Lee también: Sviola confesó cuál es su cuenta pendiente en el fútbol

El Kily llegó a Valencia para disputar la temporada 1999-2000. En ese equipo estaba Claudio el Piojo López. González esperaba a su compatriota para hacer el ingreso al vestuario, adonde se encontraban sus viejos enemigos, ahora compañeros.

"Me vino a buscar el manager y me pidió que bajara, que me tenía que cambiar. El Piojo no venía y yo quería que me diera el pie, porque ya me había peleado con los 24 jugadores del Valencia, con el utilero, con todos…", empezó en diálogo con el programa El que abandona no tiene premio, por FM 94.7

Lee también: El día que el Coco Basile echó al Papa del vestuario de San Lorenzo

"Estaban todos sentados y el manager vio cómo me miraban. 'Creo que no hace falta presentarlo, va a estar con nosotros aquí cinco años', dijo él, mientras yo les apretaba fuerte la mano a cada uno", siguió.

Al momento del ingreso del Piojo, el Kily se acercó a su compañero de la Selección y le hizo una propuesta que desconcertó al cordobés: "Mirá, vamos a hacerla corta. Ahí hay una ducha grande, que vengan de a uno, nos cagamos a trompadas, nos sacamos la bronca y ya está".

Minutos más tarde, cuando López ya había disuadido a González, el Kily esperaba la orden del entrenador para salta al campo de juego: "Veo que alguien se para adelante mío, miro sus pies, levanto la cabeza y era Mendieta. Me dice 'tú eres un cabrón'. Yo pensé, me levanto y le meto un cabezazo. Pero siguió hablando y dijo 'estoy muy contento de que estés aquí con nosotros".

AM