sábado 20 de abril del 2024

A un año del "LTA"

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Les voy a contar toda la verdad. No me perdía esa conferencia de prensa por nada del mundo. Intuía que algo iba a pasar. Cuando mis compañeros Gisela Marziotta y Mariano Oliveros me contaban desde el estudio de América 24 la locura de Diegote y el Doctor en el campo de juego del Centenario no me asombró.

Todavía estaba fresco en mi el recuerdo de los jugadores y cuerpo técnico de Bielsa tras una victoria en Bogotá 3 a 1 frente a Colombia allá por el año 2000 en las eliminatorias del Mundial de Corea y Japón 2002, mientras buscaba a Batistuta para hacerle una nota, autor de dos goles esa noche, los integrantes del plantel gritaban de manera desaforada: "¡Chupen pija, que chupen pija!". Es decir,  las expresiones de índole sexual en el fútbol no se inventaron hace un año.

Lo que no creí es que Diego iba a exhibir ese repertorio en una conferencia de prensa de un partido organizado por la FIFA. Error. Investigando para mi libro me enteré de que Maradona, lejos de haber bajado las famosas pulsaciones en el vestuario, las había aumentado con el calor de los bailes, cánticos y dedicatorias tras lograr la tan ansiada clasificación. El 1 a 0 con gol de Bolatti lo había envalentonado. No importaba haber jugado 90 minutos colgados del travesaño. Tampoco que el Maradona que dice identificarse con Menotti había hecho los cambios más bilardistas de su gestión: Monzón, Bolatti y Tevez, por Di María, Higuaín y Messi. Se lavó la cara y con su séquito fue a la conferencia de prensa.

Cuando el ex DT de la Selección lanzó su "Con el perdón de Dalma y Giannina, sigan chupando muchachos, sigan mamando", pensé si llegado el momento tenía que preguntar o simplemente decirle a Maradona que era un desubicado. Opté por la primera opción, justamente para no quedar como alguien que quería trascender poniéndole los puntos a Diego. No hizo falta pregunta. Sólo una presentación alcanzó para que llegue el ya célebre "Pasman, vos también la tenés adentro". Por supuesto que, si nunca me escondí, no lo iba a hacer en esa conferencia: los “otros” que la tenían adentro ahí no estaban, cada uno sabrá por qué o tal vez simplemente porque no les correspondía estar allí. No pensé que el LTA se iba a convertir en un slogan como !me cortaron las piernas" o "la pelota no se mancha". Sí creí que era una oportunidad para demostrar que valía como periodista, que estaba hecho de buena madera. Estoy convencido de que lo conseguí.

Pasado un año del Centenario hoy tengo más trabajo que antes; Maradona no pudo o no supo conservar el suyo. El libro que publiqué hace dos meses está cerca de agotar la primera edición y se viene la segunda edición para el verano. Cuando en Uruguay le pregunté por Bilardo y por los dichos de Verón se mostro muy cercano al Narigón y bancó a la Brujita; todos saben que hoy con Bilardo no se habla y a Verón no le atiende el teléfono.

El camino no fue fácil. En el Mundial de Sudáfrica, con la argentinidad al palo, sufrí agresiones verbales de compatriotas que no entendían que la función del periodista es diferente a la del hincha, que mi misión es cuestionar, indagar, criticar, jefes de prensa Maradona tenía suficientes. Fue incómodo también. Las mayores alegrías en el fútbol que viví como hincha fueron gracias a Diego, no las olvidaré jamás, nunca vi alguien tan grande en una cancha. Me sigue cautivando su carisma, también me emocioné al verlo tirarle besos a Benjamín en los estadios sudafricanos, pero esa es la cáscara, el envase, el glamour, el show, en lo que a Diego no hay con qué darle ni existe competencia posible: es el número 1 por escándalo.

El trabajo de Maradona en la tierra de Mandela era hacer un EQUIPO: tenía al mejor del mundo de su lado, Messi jugaba para él. La tarea de Diego era elegir los mejores planteos y las tácticas indicadas. En esa función, lejos de lo los flashes y las cámaras, Maradona falló. El golpe de Ciudad del Cabo fue muy doloroso para el fútbol argentino. Maradona tiene tiempo para hacer el curso de DT, aprender, triunfar y volver a la Selección. Yo estoy más tranquilo que nunca. Hice mi trabajo como me lo dictaba mi conciencia, como antes en Francia 98 o Alemania 2006, también en la era Bielsa durante las Eliminatorias. Gracias a Dios no necesité una frase del Dios del fútbol para cubrir un Mundial. Sigo siendo el mismo periodista al que Ricardo Scioscia le dio la oportunidad de comenzar a trabajar en La Red en 1996 en el equipo de Fernando Niembro. Ya pasaron 15 años, gracias Ricky otra vez, sólo uno de la cumbre del Centenario. Cada uno sacará su propia conclusión de lo que pasó o, si quieren morbo, quién la tiene adentro y quién no.

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