viernes 19 de abril del 2024

Nueva era: uno llena copas, el otro bebe para olvidar

En poco mas de un año, River logró lo imposible: revertir la superioridad que ostentaba Boca. El cabezazo de Funes Mori y el exitoso método del Millonario.

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En el mundo del deporte norteamericano, cuando un equipo empieza a transformar la victoria en una sana costumbre surge la palabra “dinastía”. Ese mismo proceso comenzó River desde el título de hace un año con Ramón Díaz, y continuó con el exitoso arranque de Marcelo Gallardo con tres copas internacionales en una vitrina que comenzó a llenarse de trofeos. Un ciclo que por primera vez en este siglo puso al Millonario por encima de un Boca que ahora ve cómo su clásico rival lo supera en todos los aspectos y es un modelo a seguir para volver a las primeras planas.

“No fue córner”. La piedra fundacional de este renacer exitoso de River fue aquel mítico cabezazo de Ramiro Funes Mori en la Bombonera, sobre la hora, que le dio el triunfo por 2-1 ante Boca y lo encaminó al título. Ese día lluvioso, el equipo de Ramón Díaz dejó en el pasado los malos recuerdos del descenso y empezó a transformarse en lo que es hoy: el espejo de todos los clubes que quieren triunfar en el fútbol argentino, tanto en el aspecto deportivo como dirigencial.

El gran DT. Nadie tiene más incidencia en este presente que Marcelo Gallardo. Es el entrenador de un equipo que se sacudió todos los estigmas del pasado ante Boca. Nunca River había podido pasar una ronda eliminatoria de un torneo internacional frente al Xeneize. Pero el modelo 2014/15 no sólo lo hizo en la semifinal de la Copa Sudamericana, sino que repitió la dosis en la polémica serie de octavos de final de una Copa Libertadores que terminó con diecinueve años de espera.

“Parece que con Gallardo, un hombre que conoce lo que necesita River, el equipo entendió como deben jugarse partidos de la importancia que tiene un superclásico copero. En ninguno de los dos torneos Boca le supo encontrar la vuelta y parece que la historia se empezó a revertir”, asegura Diego Placente ante la consulta de PERFIL.

Las estadísticas sostienen la hipótesis del ex lateral izquierdo de River: desde que Gallardo está al mando del plantel sólo perdió un partido de los veinte de eliminatoria directa que disputó y clasificó en todas las series (cinco por Sudamericana, una por Recopa y cuatro por Libertadores).

El método. Desde la cabeza dirigencial hasta revalorizar la marca River. Ahora es Boca el que quiere copiar los pasos que da su rival para llegar al éxito. Lo hizo con la llegada de un ex jugador como entrenador cuando Rodolfo Arruabarrena asumió por Carlos Bianchi, con la incursión de un manager (Juan Simón) para intentar asimilar su gestión a la exitosa que tiene Enzo Francescoli desde su llegada.

River pasó de la inestabilidad política de Daniel Passarella a la seria conducción de Rodolfo D’Onofrio y su equipo, que supieron capear la tormenta para no sólo ser exitosos en lo deportivo, sino que también pudieron aumentar sus ingresos hasta en seis veces y disminuyeron un pasivo mensual de doce millones a cero. El panorama político en Boca en año de elecciones es muy

complicado para un Daniel Angelici que parece que ni siquiera con la llegada de Carlos Tevez logra convencer al hincha sobre su gestión.

“River vuelve a estar en los primeros lugares porque nunca traicionó un estilo. Es un club prestigioso que tiene que estar donde se merece y ahora tanto en la dirigencia como en la dirección del equipo encontró el camino, que era lo único que necesitaba”. Las palabras salen de la boca de Amadeo Carrizo, un histórico que volvió a sonreír viendo a River. Un River que no sólo empezó su propia dinastía, sino que además terminó con la de Boca.

(*) Esta nota fue publicada en la edición impresa del Diario PERFIL.