La Major League Baseball (MLB) fue, en 2019, una de las primeras ligas profesionales en eliminar por completo al cannabis de la "lista de sustancias prohibidas". Es cierto que sigue penando la posesión y distribución de marihuana o la concurrencia del deportista con signos y síntomas de consumo pero ahora están dando un nueva muestra de apertura al mundo cannabáceo, no sin enmarcarlo con ciertas regulaciones.
Históricamente, la marihuana se consumía fumándola. El humo del cigarrillo contiene muchas de las mismas toxinas y carcinógenos que posee el humo del tabaco. Y dado que los fumadores de marihuana tienden a inhalar profundamente y contener la respiración por más tiempo, que los tabaquistas, pueden estar expuestos a dosis mayores de alquitrán. Nadie discute que fumar marihuana daña, claramente, el pulmón del ser humano, pudiendo conducir incluso en cuadros de bronquitis crónica, infecciones pulmonares y cáncer.
Por fuera de lo local, que tiene que ver con la forma de consumo, la exposición temprana a la marihuana también ha exhibido un aumento del riesgo a patologías del sistema nervioso central, como desarrollar esquizofrenia o cuadros de psicosis, siendo algunas personas más susceptibles que otras dependiendo de edad de iniciación, contexto familiar y carga genética.
Efectos de la marihuana en el deporte
En el deporte, fumar marihuana tiene más contras que pros, principalmente porque empeora el tiempo de reacción física y psíquica enlenteciendo la toma general de decisiones, pero algunas de las sustancias encontradas en el cáñamo pueden ser beneficiosas.
El cannabidiol (CBD) es el segundo compuesto químico más prevalente en la marihuana (de entre más de cien que posee la planta). Su uso más común es para tratar enfermedades como la epilepsia y el Parkinson, pero también ha dado muestras de ser eficaz para combatir el dolor, reducir el estrés y aplacar la ansiedad. El CBD no es producto psicoactivo, lo que permite obtener los beneficios para la salud de la planta sin el efecto de “subidón” que acarrea el principal compuesto químico del cáñamo: tetrahidrocannabinol (THC).
El beisbol ocupa el tercer lugar en los deportes profesionales de los Estados Unidos, detrás de la NBA (1.500 millones de dólares), que desde 2020 no testea para cannabis en sus controles antidoping, y la NFL (1.800 millones de dólares), que está invirtiendo fuerte en investigación sobre los efectos paliativos del CBD.
Aún más intrigante, en torno al tema del cannabis y el deporte, es la corriente “Runner´s high”, que se está desarrollando en algunos países del hemisferio norte. Hay estudios que sugieren que las endorfinas responsables de la sensación de bienestar del corredor son cannabinoides endógenos producidas naturalmente y liberados por el cerebro durante la actividad física, que se potencian en efectos asociados con el consumo de productos del cannabis.
Hasta la fecha, no hay estudios concluyentes en humanos. Uno de los que se están llevando a cabo en la actualidad y que despierta expectativa se conoce como SPACE (Estudio sobre la actividad física y los efectos del cannabis) pero todavía no están tan definidos los alcances ni las implicancias del efecto del cannabis como experiencia vivida durante el ejercicio.
Lo que está claro es que recién estamos dando los primeros pasos de un largo recorrido en común. El CBD ha demostrado ser una alternativa relativamente segura a los analgésicos en los vestuarios y el mundo del deporte está relajando las normas sobre el cannabis. En ese contexto, se enmarca la reciente decisión de la MLB, siendo un puntapié inicial de una movida que puede ser transformadora: las empresas productoras de compuestos de CBD (libres de THC) pueden publicitar en estadios y camisetas de beisbol, prontamente se impondrán los patrocinios millonarios del cannabis en otros deportes.