Maradona murió el sábado 25 de octubre de 1997. Esa tarde, en cancha de River, jugó su último partido como futbolista profesional. Todo lo que vino después fue una sobrevida, una prórroga, una larga deriva hacia su certificado de defunción.
Aquel día, en el vestuario del Monumental, le ordenó al Bambino Veira que lo sacara. Le dijo que era un desastre, que el equipo necesitaba su reemplazo. No jugó más en ese Boca que sería segundo del River tricampeón de Ramón Díaz.
Semejante final para una carrera, en el vestuario, en el entretiempo de un clásico, remite al fútbol de antes, incluso más antiguo que ese que dejaba Maradona. Un fútbol sin tanto protocolo ni ruido mediático, en el que los acontecimientos parecían tener otra solidez, los jugadores debutaban y hacían goles en partidos importantes y cualquiera podía precisar fechas y formaciones.
Después de ese partido, la vida de Maradona no encontró cauce. Fue comentarista televisivo, jugador amateur y compulsivo de golf, casi mánager de Almagro, adicto en recuperación y bon vivant en la Cuba de Fidel Castro, invitado de lujo a partidos homenaje, conductor de su propio reality show, asesor deportivo de Boca, entrenador de la Selección argentina, entrenador en Emiratos Árabes, Bielorrusia, México y Gimnasia. Cambió de parejas, reconoció hijos, se hizo un bypass gástrico, arruinó su músculo cardíaco, demandó por estafa a su ex esposa.
La lista, confeccionada sin rigor cronológico, es una manera de decir que Maradona, después del retiro, no fue nada.
En la vida de Diego no hubo un después que estuviera a la altura de su etapa de jugador. Ningún cargo pudo satisfacer su estirpe. Ni siquiera el homenaje que le hizo Julio Grondona al designarlo DT de la Selección.
Su vanidad descarriada de ídolo desocupado lo sacudió de acá para allá. En ocasiones rozó el patetismo. Fue meme, fue burlado en las redes sociales por sus trastornos del habla. Hasta ese final en casa alquilada, solo en su habitación. Nadie sabe exactamente a qué hora se produjo su deceso. ¿Cuál habrá sido la última imagen que registraron sus ojos? ¿Una pared vacía? ¿Una postal televisiva?
Maradona empezó a jugar al fútbol cuando era un niño. No dejó nunca de jugar hasta el 25 de octubre de 1997. Su vida tiene ese rasgo de ensimismamiento y concentración de las vidas de los genios.
Como Borges y el Che, otras dos figuras de la cultura argentina. Gente que viene al mundo para hacer una sola cosa. Gente que se quema en una sola causa. El escritor que una vez ciego dicta sus obras y sigue publicando. El joven militante que deja la vida por una causa política. El futbolista que se retira y ya no hace más nada.