Estamos en la B. El domingo 26 de junio de 2011, el barrio de Núñez era una película distópica: fuego, comercios destruidos, autos dados vuelta, gente corriendo de un lado al otro. Así empezó la década para River, que por primera vez en su historia se había ido a la B. En una Promoción que nadie olvidará, Belgrano le ganó en Córdoba y empató en el Monumental. Como escribió Fukuyama, era el fin de la historia. Pero no fue el único. Dos años después, otro grande cayó a las profundidades de la B Nacional. Fue menos violento porque no sucedió por un partido o una serie, sino por tres años de malas campañas. El 15 de junio de 2013, ante San Lorenzo, el que descendió fue Independiente. Esa misma tarde, aquella bandera que se había colgado en la segunda bandeja del Libertadores de América para burlar a River –“Los grandes nunca descienden”– dejó de tener sentido.
Tres finales. La Selección fue un tema. Porque la alegría y el orgullo que había generado lo que pasó en el Mundial de Brasil 2014 empezó a opacarse al año siguiente, cuando cayó por penales ante Chile por la Copa América. Y todo terminó de nublarse en 2016, cuando de vuelta perdió la final contra el mismo rival en Estados Unidos.
Sin visitantes. La prohibición del público visitante se aplicaba en el Ascenso desde 2008. Pero la medida alcanzó a la Primera luego de la muerte de Javier Gerez, hincha de Lanús, en La Plata, por una represión policial. A partir de ahí, por muchos años, los partidos se jugaron con tribunas vacías. Algo que quedará como una de las postales de la década.
Grondona. Fue criticado y denostado. Pero su muerte marcó un antes y un después. El final de una época. Sin hablar inglés llegó a la “vicepresidencia del mundo”, como le llamaba a su cargo en la FIFA. Convocando a dirigentes en su estación de servicio de Crucecita, amasó poder y gobernó durante 35 años el fútbol argentino. Julio Grondona murió el 30 de julio de 2014, luego del Mundial de Brasil y antes de que estallara la megacausa por corrupción conocida como Fifagate. Como hizo siempre, supo eludir también ese vendaval.
Gas pimienta. Se habló durante semanas del Panadero, el hombre que esperó en el alambrado, pegado a la manga, a que salieran los jugadores de River para tirarles gas pimienta. Tenía que empezar el segundo tiempo. Al principio nadie entendía nada. Después, la Bombonera se convirtió en un circo romano, con dirigentes y empresarios en la cancha, y presiones inocultables. Al final, la Conmebol le dio el partido ganado a River, que después se consagró campeón de América.
38-38. ¿Cómo puede cometerse un papelón mundial? Los dirigentes de la AFA lo saben mejor que nadie. Lo hicieron el 3 de diciembre de 2015, cuando 75 hombres tenían que elegir al nuevo presidente del fútbol argentino. Los candidatos eran Luis Segura y Marcelo Tinelli. Pero nunca hubo ganador: la votación terminó 38-38 y eso derivó en un proceso de acefalía que duró años.
Algunos por Todos. Fue una de las primeras promesas que incumplió Mauricio Macri como presidente. Un año y medio después de asumir, y a pesar de lo que había dicho en campaña, el Fútbol para Todos dejó de existir. Turner y Fox se quedaron con los derechos televisivos del fútbol argentino, que pasó a ser pago.
Manu. Podría ser uno de los puntos positivos de la década por todo lo bueno que hizo Manu, acaso el mejor deportista argentino de la historia. Pero está en las malas porque su retiro nos dejó huérfanos: nos acostumbramos a seguir a la NBA por él, y ya sin él, el torneo estadounidense perdió algo de valor. En esta década que termina, Manu salió campeón de la NBA con San Antonio Spurs una vez (2014), fue elegido en 2011 para ser parte del Juego de las Estrellas y ganó el Campeonato FIBA Américas con la Selección ese mismo año. Su despedida estuvo acorde a lo que generó en las 16 temporadas en los Spurs y lo que significó para el básquet y el deporte argentino. Quedará para el recuerdo aquel doble ante Serbia en Atenas 2004 y todo lo demás, condensado en el tuit de despedida que escribió el 27 de agosto de 2018: “Con una gran mezcla de emociones les cuento que decidí retirarme del básquet. Fue un viaje fabuloso que superó cualquier tipo de sueño”.
Madrid. Para los hinchas de River cruzar el Atlántico hasta España significó un viaje hacia su partido soñado. Para los de Boca, una herida eterna. Pero más allá de eso, todo lo que sucedió antes representó un papelón en continuado. Recordemos: primero, suspensión en la Bombonera por lluvia. Después, suspensión en el Monumental por los piedrazos al micro de Boca. Tironeo entre dirigentes para jugarlo ese mismo día, para jugarlo al otro día, para jugarlo en Miami, en Asunción, en Qatar. Un aquelarre que terminó en Madrid.
Sala. La muerte de Emiliano Sala generó una conmoción que sacudió al mundo futbolero durante todo el verano de 2019. El argentino había sido comprado por el Cardiff City de la Premier League y volvía a Nantes a despedirse de sus compañeros. Pero nunca llegó: la avioneta en la que viajaba se cayó en el Canal de la Mancha. Los hinchas del Nantes y muchos jugadores de diferentes clubes y países lo homenajearon.
(*) Nota publicada en el diario PERFIL.
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