Periodista deportivo
La valentía es una palabra que aparece con frecuencia en el vocabulario de las personas que desafían cualquier obstáculo que la vida le pone por delante para superarlo y llegar a su objetivo. Si lo trasladamos al deporte y más precisamente a los Juegos Olímpicos, nos encontraremos con historias de atletas valientes que han logrado éxitos maravillosos. Uno de ellos es Santiago Lange.
Lange tiene 59 años y representa sin interrupciones a la Argentina en yachting desde los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 (no estuvo en Barcelona 92). En Tokio 2020 sumará su séptima experiencia olímpica, que le dejó dos medallas de bronce (Atenas 2004 y Beijing 2008) y una dorada, en Río de Janeiro 2016, la cual sueña con defender junto a su compañera Cecilia Carranza Saroli.
“El primer objetivo era estar lo mejor preparado posible y lo hemos cumplido con creces. Estoy muy orgulloso de la entrega del equipo, por la convicción a pesar de un año difícil. El segundo objetivo es estar entre los candidatos para ganar una medalla. El hecho de no haber competencia ponerse un objetivo numérico es una locura porque es imposible saber cómo estamos respecto a los rivales porque no los vemos desde septiembre del año pasado. Eso no quita que estemos preparados e ilusionados para ganar otra medalla”, le dice Lange a 442 tras su arribo a Tokio, donde ultima los detalles junto a su equipo.
Lange: una vida en el agua
La historia de Lange con la navegación la heredó de su padre, Enrique, quien participó con el equipo argentino de yachting en los Juegos de Helsinki, en 1952. Santiago, quien desde pequeño empezó a navegar en su San Isidro natal, empezaba mostrar un talento especial porque además de ser campeón argentino de clase Optimist con 15 años afianzaba su relación con las embarcaciones y se convirtió en arquitecto naval graduado en la Universidad de Southampton, Inglaterra.
En su carrera olímpica también resaltó su actuación en clase Tornado con Carlos Camau Espínola, uno de los máximos exponentes de la vela argentina y dos veces abanderado de la delegación en la apertura de los Juegos. Lange y Carranza recuperan ese lugar de privilegio y llevarán la bandera argentina en el estadio nacional de Tokio el 23 de julio. Por primera vez, un hombre y una mujer tendrán semejante honor.
El yachting o vela es el segundo deporte que más medallas le dio a la Argentina en Juegos Olímpicos. Suma 10 medallas y está detrás del boxeo, que aportó 24.
“La designación de la bandera fue una noticia increíble, estaba medio dormido cuando dieron la noticia y me la contó Cecilia (Carranza) al terminar un bloque de entrenamiento muy intenso. Solo tengo palabras de agradecimiento y mucha honra. Es una sensación increíble. Si sentí eso siendo designado no me quiero imaginar cómo va a ser estar en el estadio con la bandera argentina”, reprodujo el regatista.
El cáncer, la vida y el disfrute de un Juego Olímpico
Lange debió atravesar muchas tormentas en el agua con sus embarcaciones, pero le tocó enfrentar a una de las más temidas. Un año antes de los Juegos de Rio 2016 le diagnosticaron un cáncer de pulmón. El día de su cumpleaños 54 ingresó al quirófano en España, donde le extrajeron un pedazo del órgano afectado. ¿Cómo volvería a competir después de esto? ¿Volvería?, era la pregunta que resonaba.
Santiago se puso un nuevo desafío: aceptar la enfermedad, vencerla y rehabilitarse junto a sus hijos con miras a Rio de Janeiro 2016, donde la vida lo terminó premiando con el oro. “Que el cuerpo esté en movimiento, cura. Tenía una motivación muy grande porque me había puesto muy alta la vara”, cuenta en el documental “El padre del viento”. Su recuperación fue lenta, pero el entrenamiento constante con caminatas y recorridos en bicicleta le permitieron tomar fuerzas para volver a embarcarse.
La ilusión de Lange, Carranza y todo su equipo, que incluye preparador físico, entrenador mental, meteoróloga y colaboradores en logística, está más viva que nunca y el esfuerzo realizado durante años se verá reflejado en Tokio. “Se disfruta todo en un Juego, desde la ceremonia a la competencia. Estás en un lugar donde se reúnen los mejores en su mejor momento. Es demasiado especial. Es el único evento en el mundo en el que están todas las culturas, religiones y razas en un estadio y celebrando en paz”, admite el regatista.
Como mensaje final antes de su participación en Tokio, Lange deja en claro dos palabras: compromiso y determinación. “Que se queden tranquilos que hemos hecho un esfuerzo y hemos dejado todo y más para representar a la Argentina lo mejor posible”. Todo dicho.