Ramón Ábila erró un penal en la Paternal, en el partido entre Argentinos Juniors y Boca. El centrodelantero del equipo de Miguel Ángel Russo la tiró a la tribuna. Le dio con derecha y la pelota pegó en su pierna izquierda antes de elevarse por arriba del travesaño.
La resolución de Wanchope recordó a la del gran Martín Palermo ante Platense en cancha de Vélez, el 24 de abril de 1999. Esa noche, el equipo que dirigía Carlos Bianchi se impuso 2 a 0 ante el Calamar.
Palermo ejecutó un penal que debió haber sido anulado por el árbitro Fabián Madorrán. El juez no vio que el máximo goleador de la historia de Boca golpeó la pelota con las dos piernas. Lo correcto hubiera sido repetir el cobro de la falta.
Boca se impuso esa noche con goles de Palermo y Rodolfo Arruabarrena. Terminaría ganando ese campeonato, el Clausura 1999. El equipo de Bianchi fue bicampeón del fútbol argentino gracias a ese título, el segundo del ciclo del Virrey al frente del Xeneize.
Ábila se redimió minutos más tarde, en el segundo tiempo. Una exquisita definición del ex Huracán significó el 2 a 1 de Boca ante Argentinos.
AM
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