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Los Juegos de Invierno de Sochi pasarán a la historia por ciertas perlitas: su fastuosa ceremonia de apertura, por errores imperdonables, por la "siesta" del primer ministro ruso Medvedev y por las deplorables instalaciones.
Sin embargo, el desarrollo de los Juegos estuvo enmarcado en una fuerte protesta por la legislación anti-gay. El Instituto de Canadá para la Diversidad y la Inclusión lanzó una campaña que apunta directamente contra la ley valiéndose de una consigna ingeniosa: "Los juegos de invierno siempre fueron un poco gay". Miralo.
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