martes 19 de marzo del 2024

Guardiola, el médico, el Topo y la vorágine

El entrenador del Bayern Munich, que se juega su futuro ante el Porto, pide justicia por la muerte del periodista Jorge López y además lucha contra el cuerpo médico del club bávaro.

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Bayern Münich enfrentará al Porto en el partido de vuelta por los cuartos de final de la Champions League y se juega, literalmente, el año. Alejándose de la vorágine que vive el club y con el fin de poner el foco en lo relevante de la vida, Guardiola se presentó en la conferencia de prensa previa con una leyenda inesperada. La camiseta negra que llevaba, lo sumó al reclamo de justicia por la muerte del “Topo”. El periodista argentino Jorge López que falleció en Brasil en un accidente de tránsito, mientras cubría la Copa del Mundo. La habilidad de Pep, para conducir y comunicar, es directamente proporcional a su éxito.

“Falta autocrítica” había dicho Karl-Heinz Rummenigge (Director General del conjunto alemán), la semana pasada, luego de la derrota por 3 a 1 en el encuentro de ida. “Tenemos que despabilarnos un poco” completó el Director Deportivo, Matthias Sammer. El futuro del ciclo de Guardiola al frente del Bayern pende de un hilo. Poco importa que le haya sacado diez puntos de ventaja al Wolfsburgo en la Bundesliga (a falta de seis fechas para el final) o que haya clasificado para semifinales de la Copa alemana (DFB Pokal), Pep tiene muchos frentes abiertos en Bavaria y su continuidad dependerá de que el Bayern siga jugando en Europa.

Las discusiones, en el avión que traía de vuelta a la delegación desde Portugal, sirvieron como disparador para la renuncia del cuerpo médico del conjunto bávaro. A la mala relación existente entre el Dr. Müller-Wohlfahrt y Guardiola, su sumó el reclamo de Rummenigge por la cantidad de los lesionados y la lenta recuperación. La disputa entre el entrenador y el médico venía de larga data. Guardiola pretendía que Hans-Wilhelm Müller-Wohlfahrt, una eminencia de la medicina del deporte alemana, estuviese todos los días a disposición del equipo (en el predio de Säbener Straße), pero el Dr. se negaba a abandonar su práctica diaria de consultorio en el centro de la ciudad.

A los entrenamientos concurrían el hijo del Dr. Müller-Wohlfahrt (Kilian, también médico traumatólogo), Peter Ueblacker y Lutz Hansel, pero como no tenían poder de decisión, para Guardiola no era lo mismo.

La imposibilidad de contar en Portugal con Bastian Schweinsteiger por una gripe, Medhi Benatia (lesión en los isquiotibiales), Franck Ribéry (tobillo), Arjen Robben (desgarro muscular abdominal), Javi Martínez (rotura de ligamentos de la rodilla) y David Alaba (distensión del ligamento interno de la rodilla), fue el detonante de la ira de Guardiola. Tanto él como Müller-Wohlfahrt, cargaban con antecedentes que hacían presagiar este final.

El doctor llevaba más de cuarenta años (con algunas interrupciones) conduciendo el departamento médico del Bayern y de la selección alemana. A los 72 años, decidió anunciar por carta su renuncia al club, aduciendo que la falta de confianza del entrenador no le permitía continuar, y prometió explicar más adelante los motivos del alejamiento. Entre ellos, seguramente figurarán las desavenencias pasadas con Guardiola por el tratamiento de la lesión de Thiago Alcántara (Pep lo mandó a tratarse a Barcelona) y la irrespetuosa afrenta de aplausos durante los cuartos de final de la DFB Pokal, al lesionarse Benatia. El Dr. Müller-Wohlfahrt a fines del 2008, mientras Jürgen Klinsmann estaba en el cargo, también había abandonado temporalmente el club por inconvenientes con el entrenador, pero retornó tras su salida.

Por su parte, Guardiola tiene su historial. Es igual de exigente con el jugador y con los médicos. Al hacerse cargo del Barcelona bregó y consiguió la apertura del centro de asistencia dentro de la ciudad deportiva de Sant Joan Despí. Con 1.300 metros cuadrados, dispone hoy de todo la infraestructura necesaria para evaluar y aplicar tratamientos médicos, a sólo cincuenta metros de distancia del vestuario.

También había renovado el staff de profesionales. Uno de los que se incorporó por pedido de Guardiola, fue el fisiólogo Esteban Gorostiaga (con pasado en Liverpool y otros clubes de España), para trabajar especialmente en la preparación y nutrición de los futbolistas. A mitad de temporada, presentó un informe a los dirigentes donde desestimaba la lucha por la triple corona: aduciendo que “la plantilla era demasiado corta”. Como es de público conocimiento, Guardiola no le hizo caso. Ganó los tres títulos y, al médico, lo dimitió a final de la temporada.

Estas rencillas técnicas, como tantas otras, demuestran que el presente del fútbol y el desarrollo de las ciencias aplicadas al deporte están sumamente vinculados. A las numerosas lesiones que está teniendo el Bayern Munich en la temporada, muchas durante los entrenamientos, deberían encontrárseles las causas y tratar de evitarlas. Es delgada la línea de equilibrio entre progresar empujando los límites y lesionarse.

El martes a la tarde, en el Allianz Arena, un diezmado Bayern Münich se jugará su continuidad en la Champions y Guardiola su futuro en el cargo. Curiosamente, alejándose de la vorágine y poniendo el foco en lo relevante, Guardiola decidió usar la camiseta con la leyenda #JusticiaparaTopo. Al fin de cuentas, “el fútbol es lo más importante,….de lo menos importante”.