El líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, invitó al presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, a visitar en breve Pyongyang, informó la oficina de la Presidencia en Seúl, en lo que se interpreta como un signo del deseo de acercamiento pese a la dura postura de Kim respecto a su programa nuclear.
Según el portavoz de la oficina de la Presidencia, fue la hermana del mandatario, Kim Yo-jong, que asistió el viernes a la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de invierno en Pyeongchang, quien trasladó verbalmente la invitación a visitar el país comunista. La visita podría tener lugar "lo más pronto posible".
El presidente surcoreano, que le exige a Kim una renuncia absoluta a su programa nuclear, reaccionó con reservas: "Permítannos crear las condiciones necesarias para ello".
De concretarse, la visita del presidente surcoreano a Pyongyang sería la tercera entre líderes de los dos países vecinos enemistados desde la Guerra de Corea (1950-53).
Además, el líder norcoreano hizo llegar una carta a Moon en la que manifiesta su interés en mejorar las relaciones intercoreanas. Por su parte, el líder surcoreano hizo un llamamiento ante la delegación norcoreana a reanudar pronto el diálogo entre Pyongyang y Estados Unidos.
La carta de Kim habría sido entregada por la delegación de alto nivel de Corea del Norte que viajó el viernes a Corea del Sur y de la que forma parte, además de la hermana del líder norcoreano, el presidente nominal de Corea del Norte, Kim Yong-nam, de 90 años.
La influyente hermana del líder norcoreano, de 30 años, es el primer miembro de la dinastía Kim en tres generaciones en visitar Corea del Sur. Se cree que fue enviada por su hermano como "enviada especial" en busca de un acercamiento que ya inició a principios de año.
A comienzos de año y tras meses de gestos de confrontación con Estados Unidos, Kim Jong-un dejó entrever su deseo de un acercamiento con su vecino del sur. Los más críticos lo recibieron con desconfianza, al entender que la intención era posiblemente abrir una brecha entre Seúl y su aliado Washington para librar a su país de parte de las sanciones internacionales agudizadas en los últimos meses.
Especialmente Estados Unidos, a quien Pyongyang acusa de llevar a cabo una política hostil en su contra, ve con escepticismo la iniciativa norcoreana.
Como signo de que, pese al eventual acercamiento entre las dos Coreas, la tensión entre Washington y Pyongyang continúa, el vicepresidente estadounidense, Mike Pense, evitó a los visitantes norcoreanos en los eventos que rodearon la inauguración de los Juegos Olímpicos de invierno el viernes.
En un encuentro con el mandatario surcoreano, Pence insistió además en la necesidad de actuar con la "máxima presión y sanciones" contra Corea del Norte. Pyongyang trabaja en el desarrollo de misiles continentales capaces de llevar cabezas nuclear hasta territorio estadounidense.
Tras la fiesta de inauguración, Moon recibió a los miembros de la delegación norcoreana en su residencia en Seúl. La televisión mostró imágenes en las que aparecía riendo con Kim Yo-jong, Kim Yong-nam y otros dos funcionarios de alto rango. El encuentro de casi tres horas, que incluyó un almuerzo, se celebró en una "atmósfera amistosa", informó un portavoz de Moon.
El jefe de Estado surcoreano, liberal de izquierda, espera que la cooperación entre los dos países de cara a los juegos de invierno contribuya a una distensión duradera y, en último término, a una solución de la disputa nuclear entre los dos países.
Corea del Norte envió a los Juegos a sus propios atletas y también una orquesta, un grupo de animadores y un equipo de exhibición de taekwondo. Además, como signo de unidad, las jugadoras femeninas de hockey sobre hielo del sur formarán un equipo conjunto con las de norte.
Fuente: DPA