El camino a Londres es largo, desgastante y hasta puede complicarse con las lesiones. Por eso siempre es conveniente evitar contratiempos y disponer de un buen grupo de kinesiólogos y fisioterapeutas. En el caso de la selección de básquet, Paulo Maccari forma parte del staff que cuida a las estrellas de la Generación Dorada y tiene una particularidad: es primo de Emanuel Ginóbili.
"El grupo me integró muy bien. Mi relación con los jugadores es casi familiar porque a muchos los atiendo en forma privada hace mucho tiempo. Ellos me insistieron en venir y me dijeron que tenía que disfrutar de los Juegos Olímpicos", reconoce Maccari en una charla exclusiva con 442.
Su parentesco con la estrella de los Spurs no pasa de lo familiar, ya que los Maccari son todo lo opuesto a los Ginóbili en cuanto a la pasión por la naranja. "Lo único que podíamos compartir con Manu era la escoba del 15. El siempre estuvo metido en el mundo del básquet. Cuando íbamos a comer los tallarines de la abuela siempre preparaban los recortes de los diarios en los que aparecían Emanuel, Leandro y Sebastián", recuerda.
El éxito de Manu "se venía gestando hasta que explotó", cuenta. "Tiene una cabeza muy fuerte. Es muy minucioso y evalúa cada cosa que hace todo el tiempo. Eso lo llevó a lograr los objetivos que se propuso", agrega.
De La Boca a Madrid. Paulo Maccari comenzó a trabajar en el departamento médico de Boca en el área de básquet y sus conocimientos llamaron la atención del manager del Real Madrid, quien le ofreció un empleo en España. La década en el xeneize le sirvió de experiencia, aunque su desafío personal de capacitarse lo llevaron al Viejo Continente, donde es más accesible hacer un posgrado.
Radicado en España y con un acento bien marcado, Maccari tiene su propio consultorio y atiende regularmente a tenistas, futbolistas y otros atletas de élite que prefiere no nombrar por respeto a la privacidad, aunque algunos de ellos competirán en Londres.
El "mecánico" de las estrellas. "Los jugadores son demandantes. Están todo el tiempo visitándonos porque su cuerpo es como una máquina que está permanentemente chocando y esforzándose, por eso es lógico es que su cuerpo necesite un mecánico", explica Maccari, quien trabaja junto a Jorge Páez en el consultorio albiceleste.
Los finales de cada temporada son considerados "trágicos" para el kinesiólogo, ya que "el deportista llega exhausto, entonces se relaja y tiene que volver a empezar una pretemporada, en muchos casos sin descansos. Ahí empieza nuestro trabajo", repasa Maccari, que se encontró con la aparatología y tecnología acorde a las exigencias de los Juegos Olímpicos.
Rumbo a Londres. La convocatoria para los Juegos no fue del todo sencilla de aceptar para el kinesiólogo, ya que debe abandonar por un largo tiempo su consultorio privado en Madrid y su trabajo con el equipo de fútbol del Fuenlabrada. "Se me hizo complicado aceptar la propuesta de Julio Lamas porque tenía que estar 50 días fuera de casa", admitió quien ahora se siente honrado en trabajar con un grupo "tan homogéneo".
"De los años que llevo en el deporte, lo que veo en este grupo es que no hay mezquindad, no hay celos. Se conocen tanto que eso se ve y se palpa. Es un grupo fantástico para trabajar", dice el primo de Ginóbili, tan ilusionado como los propios jugadores con defender las medallas olímpicas.
El consultorio de la Generación Dorada
(*) Especial para 442