jueves 28 de marzo del 2024

El hueco que dejó Gabriela Sabatini

Desde el retiro de la mejor tenista argentina de la historia, la sucesión de fracasos en el país fue alarmante. Falta de dinero y de referentes.

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Ya pasaron 16 temporadas. Gabriela Sabatini anunció su retiro del tenis en octubre de 1996. Tenía 26 años, había ganado 27 títulos y se había transformado en la argentina más exitosa del mundo del tenis. Hoy, la ex campeona del US Open 1990 tiene 42. Y esta nota no consiste en hablar de la edad de una mujer, sino del paso del tiempo sin una tenista top. Desde su adiós, Argentina no ha podido regenerar Gabys: apenas tuvo un puñado de chicas que lograron destacarse gracias a su esfuerzo.

“El tenis femenino siempre estuvo más atrás; para una mujer es más difícil viajar sola, y más si económicamente la familia no está bien. Por eso menos chicas lo eligen. Hoy no hay referentes femeninos en Argentina, y eso influye”, declaró la propia Sabatini un mes atrás. Días después de eso, Gisela Dulko, la última máxima figura del tenis nacional, expresó que dejaba la actividad.

Causas a la vista. Bettina Fulco llegó a ocupar el 23º puesto del ranking y es hoy capitana de la Fed Cup. Para ella, la razón de la falta de una estrella está relacionada con lo económico. “Una tenista top no se hace de un día para el otro. Hay un montón que juegan bien, pero se van quedando en el camino porque no hay apoyo. Por ejemplo, el equipo argentino de Fed Cup no tiene otro sponsor más que Topper. YPF, una empresa nacional, sólo renovó contrato con el equipo masculino. Y la verdad, nos sentimos discriminadas. Nos hace falta ese empujón”, cuenta desde Mar del Plata.

En esa ciudad, Fulco dirige dos escuelas de tenis. Y ve de cerca la diferencia en cuanto al acercamiento al deporte: dice que el 85 por ciento de los alumnos son varones y el resto, chicas. Y que ellas no duran en la práctica, que terminan inclinándose por deportes grupales.

Ahora, ¿por qué Sabatini pudo ser top ten y las que vinieron después no? Fulco tiene argumentos: “Hay gente que está tocada por la varita, como Gaby, como Del Potro. Tienen talento y un don natural. Si te fijás, el resto, jugadores como Mónaco, Chela, Berlocq, llegaron con esfuerzo. Dulko y Suárez, entre las chicas, tuvieron sponsors. La realidad es que a veces por falta de plata se pierde gente joven con talento que quizás no tiene la capacidad económica como para solventar viajes, entrenadores, giras, implementos. Y nunca sabés adónde podrían haber llegado”.

Compromiso. Mariana Pérez Roldán fue tenista y ahora trabaja en el área de Desarrollo de la Asociación Argentina de Tenis junto con Modesto Vázquez. Además, tiene su escuela de tenis en Tandil. Para ella, la razón de la falta de una estrella está relacionada con el compromiso. “En primer lugar, el nuestro, el de los entrenadores, sobre todo de los entrenadores hombres, que no le dan la misma importancia al tenis femenino que al masculino. Después, de los adolescentes nuestros, que hoy en día no están preparados de la misma manera para enfrentar el tenis competitivo con la predisposición que puede tener un europeo, un estadounidense o un asiático, o la que teníamos nosotras años atrás. Me da la sensación de que tanto en los circuitos como en las competencias pesa más lo comercial que el amor por el deporte en sí mismo”, afirma. Y agrega a la presión de los padres como factor: “Algunos quieren salvarse con un hijo o una hija que juegue bien al tenis para salir de un problema económico”.

Gaby y después. Fulco y Pérez Roldán coinciden en que a las chicas que empiezan ahora les falta un espejo: una referente a quien mirar. Lo cierto es que hoy la argentina mejor ubicada en el ranking es Paula Ormaechea, que figura en el puesto 142. Y no hay latinas en el top 100.

Después del retiro de Sabatini, algunas chicas generaron ilusión, aunque no lograron la relevancia de Gaby. María Emilia Salerni fue una: llegó a ser número uno del mundo como junior y figuró 65ª como profesional. Nunca pudo ganar un torneo WTA y se retiró a los 26 años, tres temporadas atrás.

La cordobesa Clarisa Fernández explotó cuando, con 20 años, alcanzó las semifinales de Roland Garros. Su carrera se extendió durante diez años: de 1998 a 2008, cuando con 27 años se retiró después de sufrir varias lesiones. Llegó a ser la número 26 del mundo.

Paola Suárez fue la más destacada: llegó a ser 9 en el escalafón en 2004, año en el que alcanzó las semis en Roland Garros. En singles ganó cuatro títulos, aunque su especialidad era el dobles: fue número uno del mundo y logró 44 títulos jugando en pareja.

Dulko fue la última referente: la tigrense se retiró con cuatro títulos en singles (Budapest, Forest Hills, Fes y Acapulco) en sus espaldas. Llegó a ser 26 en el ranking. También se destacó en dobles: alcanzó el número uno y obtuvo 17 títulos.

Ormaechea, la lucecita de la nueva generación

Paula Ormaechea, con 20 años, es la esperanza argentina. Este fue el año de su explosión: jugó el cuadro principal del Abierto de Australia y de Roland Garros, y llegó a estar 117ª en el escalafón, aunque cerró la temporada en el puesto 142.

En el diario La Capital le preguntaron a la tenista de Sunchales por qué a las chicas argentinas les cuesta dar el salto, y Ormaechea respondió: “En Argentina no hay muchos torneos ni mucho apoyo al tenis femenino, recién hace un tiempo se le empezó a dar un poco de bola. Es duro viajar si uno no tiene sponsors, no hay sponsors para mujeres. Yo tuve la suerte de que los conseguí desde chica. Faltan torneos en Sudamérica. Si las cosas se hacen bien desde ahora, los resultados tal vez tarden. El día de mañana ojalá haya muchas más jugadoras argentinas en el ranking WTA”.

Nadia Podoroska es otra de las que asoman. Tiene 15 años, es rosarina, este año hizo su primera gira por Europa y está 623ª en el ranking. Al igual que Ormaechea, tiene como ídolas a las hermanas Williams: una muestra de la falta de referencias nacionales. El nombre Julieta Estable también figura en la lista: tiene 15 años y empezó a jugar en River.

Fulco y Pérez Roldán coinciden en que hay que tener paciencia. “Hoy es muy raro que una chica llegue al top ten con menos de 20 años, como pasó con Capriati, por ejemplo. Incluso es difícil que alcancen el top 100 con esta edad. Hay que darles tiempo para que se desarrollen”, dice Pérez Roldán.

Nota publicada en la edición impresa del Diario PERFIL.