El presidente chino, Xi Jinping, siempre repite que tiene tres grandes sueños por cumplir en relación con el fútbol: “Volver a clasificarse a un Mundial, organizar una Copa del Mundo y ser campeón del mundo”. Las ambiciones del jefe de Estado, un gran aficionado al fútbol, pueden parecer exageradas, pero tienen una base de sustentación cada vez más poderosa: la creciente presencia del gigante asiático en los clubes europeos.
El negocio es sencillo. Mientras los grandes inversores chinos incrementan su influencia en los clubes del Viejo Continente, los equipos obtienen acceso al lucrativo mercado asiático. No es casual que el viaje oficial que Xi hizo al Reino Unido en octubre haya incluido una visita al Manchester City, uno de los equipos más acaudalados de la Premier League.
Los motivos quedaron claros hace una semana, cuando el City informó que un grupo inversor liderado por China Media Capital (CMC) y el fondo Citic Capital adquirió por 400 millones de dólares el 13% de las acciones del City Football Group (CFG). Al CFG no sólo pertenece el City, sino también clubes como el New York City y el Melbourne City y un porcentaje accionario del Yokohama Marinos japonés. A cambio, el City Football Group, liderado por el jeque de los Emiratos Arabes Mansour bin Zayed, se abre paso en un destino codiciado.
El grupo inversor que comanda el City buscaba desde hace tiempo meter un pie en el mercado chino. Se realizaron negociaciones con clubes como el Beijing Guoan y el Shanghai Shenhua, pero no llegaron a buen puerto. El potencial de negocios es enorme. “Medido en volumen, escala y potencial de crecimiento, China es el mayor mercado futbolístico del mundo”, añadió el especialista. Se estima que la industria deportiva china mueve hoy 22 mil millones de dólares, una cifra que, según los planes del gobierno, en diez años podría crecer hasta más de 700 mil millones. De cumplirse el pronóstico, China se convertiría en el mayor mercado deportivo del mundo, y el fútbol representaría el 40% de ese monto.
Se espera que Li Ruigang, titular de China Media Capital, pase a formar parte del directorio del grupo que comanda al Manchester City. El fútbol no es un asunto que desconozca, ya que fue él quien desembolsó en 2014 1,19 millones de dólares para hacerse de los derechos de televisión de la Liga china por cinco años. El fútbol, como en tantas partes del mundo, es el deporte más visto en China.
Junto al CMC, cada vez son más los inversores chinos que están desembarcando en el mundo deportivo. El conglomerado de bienes raíces Dalian Wanda compró en agosto la marca Ironman y la World Triathlon Corporation, que organiza algunas de las pruebas de triatlón más importantes del mundo. El grupo chino, dueño también de la cadena de cines AMC, en Estados Unidos, adquirió además el 20% del Atlético de Madrid por 45 millones de euros. Y apenas un mes después, se hizo con la marca deportiva suiza Infront por más de mil millones de euros.
Las compras no se detienen ahí, ya que el grupo de entretenimiento chino Rastar adquirió en noviembre el 56% de las acciones del Espanyol de Barcelona por un costo estimado entre los 14 y los 17 millones de euros. Asimismo, Jack Ma, el jefe de Alibaba, la mayor plataforma de comercio en internet, compró el año pasado la mitad del Guangzhou Evergrande, el club más poderoso de China y vigente campeón asiático, por el equivalente a unos 170 millones de euros.
Las inversiones, sin embargo, no persiguen sólo un retorno monetario. La ambición es que el fútbol chino esté algún día en la elite. El jefe del CMC, Li Ruigang, no oculta su entusiasmo por los programas de formación y desarrollo de futbolistas del City y aspira a poder copiar en su país el know-how.
No es casual que cada vez más técnicos y futbolistas de renombre jueguen en la Liga china, aunque los resultados aún están lejos de ser los esperados. En la última edición del ranking mundial de la FIFA, China figura apenas en el puesto 84. Y la última vez que se clasificó a un Mundial fue en 2002, cuando sus vecinos Corea del Sur y Japón fueron los anfitriones. Al sueño de Xi Jinping aún le queda un trecho por recorrer.
(*) Esta nota fue publicada en la edición impresa del Diario PERFIL.