En los últimos años, Novak Djokovic no sólo ha demostrado ser el mejor tenista del mundo, sino que además siempre se ha tomado el tiempo para reflejar su gran sentido del humor y esta vez lo que quedó en evidencia fue su costado más sensible con un viaje directo a su infancia.
Mientras se recupera de una lesión en el codo que lo mantiene alejado del circuito, aprovechó para volver su ciudad natal junto a su mujer y sus dos hermanos y recorrió el club (lo que queda de él) donde empezó a jugar al tenis cuando era chico.
"Esta es mi cancha y paredón de tenis favorito en el mundo. Acá solíamos pasar tiempo de calidad, preparando comida, y ahora la mitad de las casas no están. Por supuesto, por culpa del bombardeo en 1999. Es triste, pero eso es lo que ocurrió", dijo el serbio emocionado en un video que subió en su cuenta de Facebook.
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