viernes 29 de marzo del 2024

Riestra y la banca Baring

En una especie de homenaje a su fundador, el club supo cómo ganar tanto en tan poco tiempo. La astucia y una total falta de escrúpulos de su gerenciador.

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“Una vez que sabemos el número uno, creemos que sabemos el número dos, porque uno más uno es igual a dos. Se nos olvida que primero hay que saber cuál es el significado de ese ‘más’”

Voz de la computadora Alpha 60 en ‘Alphaville’ (1965), dirigida por Jean-Luc Godard (1930)

El sonido hueco de las tribunas vacías, el roce de los cuerpos, los ayes de dolor, el silbato del árbitro, el golpe del empeine y la pelota, los jadeos, la pisada del policía antidisturbios, un alarido, llantos. El partido de cinco minutos entre Deportivo Riestra y Comunicaciones que decidió el ascenso a la Primera B Nacional resultó, entre tanto absurdo, un involuntario homenaje a 4’ 33’’, la célebre obra de John Cage –con una coda de 27’’ para redondear el tiempo reglamentario–, donde el hecho artístico no fue el silencio sino la suma de todos los sonidos.

¿Qué más podía ofrecer aquella tarde triste en Defensores de Belgrano? El festejo de los ascendidos reflejaba el pudor de quien siente que se lleva algo ajeno. Nadie vio a Leandro Freyre, el futbolista babeante que abrió la puerta para no ir a jugar. El mal ya estaba hecho.

En pocos días Deportivo Riestra, el objeto de placer de Víctor Stinfale, abogado penalista, fan de la música electrónica, empresario de bebidas energizantes, organizador de eventos y setenta días preso por el caso Time Warp, la fiesta donde cinco jóvenes murieron por sobredosis en 2016, se convirtió en otro símbolo de la picaresca nativa. Más allá de sus originales métodos de entrenamiento o del esfuerzo de sus jugadores que cobran regularmente sus salarios, sus detractores no dudan: hacen trampa.

La invasión del campo parece ser su especialidad. Por ejemplo, la del 21 de junio de 2013 en su estadio, contra Ituzaingó, en la final del Reducido para ascender a la Primera C. Sin embargo el partido se reanudó, el rival empató y lo ganó por penales. Mala suerte. Al año siguiente, en el mismo lugar y por la misma instancia, contra Sportivo Barracas. Ganaban 3 a 2, era casi el final y ellos tenían un tiro libre que jamás se ejecutó. Una oportunísima invasión pasó todo al archivo. Riestra Up.

En ese mismo 2014 la Primera C jugó un torneo corto con tres ascensos. Riestra llegó a otra final de Reducido, contra Dock Sud, y la ganó. Dos ascensos en un año, cuatro en cinco temporadas con el Very Very Speed Stinfale Team. De la última categoría del fútbol nativo a la segunda. Wow. ¡Enchufadísimos!

¿Qué hace un tipo como Stinfale en un club como Riestra, habituado a penar en los subsuelos de la AFA? Según cuenta con candor su entonces presidente, José Tirri: “Hace cinco años vino y nos dijo que se quería divertir, hacer lo que más le gusta”. El fútbol. Llegó a jugar en Chicago pero se sentía un medio pelo. Pensó en algo más rentable y fue un éxito, gracias a su astucia y una total falta de escrúpulos.

Así nomás, “sin papeles firmados”, comenzó el primer gerenciamiento místico de la historia. Manteniendo su nombre, sus colores originales y su independencia formal, Riestra, con un Stinfale tácito, omnipresente y nombrado siempre como El Doctor, se dio el lujo de incluir en su staff de asesores a Maradona. Don Víctor destinó a uno de los suyos, Matías Morla, para que sea su Guillote-lawyer all inclusive.

En el vestuario de Riestra suena sólo música electrónica. Orden de El Doctor. Esos temas con tempos como bombazos y melodías dibujadas como palotes de nene de jardín lo apasionan. Así fue que se le ocurrió el negocio de las raves y la bebida Speed. Una oportunidad en medio de una crisis.

Cuando el Colegio de Abogados le suspendió la matrícula un año por el encubrimiento en la causa AMIA y las coimas al juez Galeano, puso sus negocios a nombre de otros y dejó el tanque judicial con Morla y Fernando Burlando, el rey del gerundio. Lo suyo pasó a ser el desarrollo de la marca Speed, las fiestas a 220 y las bondades del 4-4-2.  

“Tienen el culo sucio”, afirmó el defensor de Comunicaciones Agustín Cattaneo, desdeñando todo tipo de poética. “Nosotros no agrandamos las áreas”, acusó Lucas Banegas, el capitán, antes de hacer una finísima diferenciación ética: “Yo los aplaudo, pero no los respeto”. Las fotos aéreas muestran cómo las líneas de las áreas del estadio Guillermo Laza fueron modificadas para favorecer el cobro de penales. Riestra, por cierto, negó todo.

El tribunal de Disciplina de AFA, aún presidido por Fernando Mitjans, la voz amable que atendía los pedidos de Angel Easy en las escuchas, el hombre que acusó a Alejandro Domínguez, el presidente de la Conmebol, de querer coimearlo con 50 mil dólares y al día siguiente ponía las manos en el fuego por su honestidad, hizo lo posible por enfurecer a todos. Lo logró. Sobre todo a los ingenuos que esperaban una señal de la existencia de una “nueva AFA”. Ja. Castigó a crédito y metió la tierra debajo de la alfombra. Listo.

Para finalizar, vayan estas líneas como postrero homenaje al hombre que le dio su apellido al club. Riestra se llamaba la calle de la lechería de doña Melucha, en Nueva Pompeya, donde los fundadores jugaban al truco. Pero, ¿quién fue Norberto de la Riestra (1820-1879), a quien una ordenanza del 28 de octubre de 1904 decidió inmortalizar?

Fue un economista antirrosista, exiliado en Inglaterra, ministro de Hacienda de Buenos Aires con Obligado y Alsina, y de los presidentes Derqui y Avellaneda. Regularizó la deuda con la Banca Baring –informal desde la caída de Rivadavia–, y reanudó los pagos suspendidos por Rosas aceptando fuertes intereses y punitorios. En 1865 viajó a Londres para negociar otro crédito para cubrir los gastos de la guerra contra el Paraguay. Lo firmó a tasas de usura. Pasó sus últimos años en santa paz, representando a varias entidades de la banca inglesa.

Un patriota que, por esos caprichos de la historia, recupera protagonismo justo hoy, gracias a un campeón que también supo cómo ganar tanto en tan poco tiempo.

Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil.