Hay una historia detrás de la historia. Una hipótesis, en realidad, que esbozan algunos dirigentes y personas que tratan de entender por qué un partido por la cuarta fecha de la Primera B Metropolitana –“un partido intrascendente”– se convirtió en un escándalo de acusaciones, denuncias contra el árbitro y que generó, incluso, una censura explícita en un portal web que quería dar cuenta de lo sucedido. La trama, según esta hipótesis, incluye poder y causas judiciales. Pero, sobre todo, odio.
Como cada vez que Deportivo Riestra ingresa en la escena mediática, el hombre que emerge es Víctor Stinfale, el abogado y empresario que gerencia y dirige el club de Villa Soldati. El hecho puntual, en esta ocasión, sucedió el martes a la noche, cuando Riestra le ganó 1 a 0 a Atlanta. El equipo de Stinfale, según los hinchas, dirigentes y periodistas que estuvieron en Villa Crespo, fue favorecido de manera explícita por el árbitro Lucas Comesaña.
Hasta ahí, nada fuera de lo habitual: una mala actuación arbitral, sospechas y una fuerte crítica del equipo perjudicado. Sin embargo, el encuentro empezó a tomar otra dimensión luego de que Mariano Perusso, cronista del sitio Solo Ascenso, escribiera en su cuenta de Twitter que le habían censurado la crónica del partido: “Por primera vez en mi vida me censuraron una nota. Y no fue por intereses del medio, fue por presiones externas”. Y después contó: “Ayer presencié uno de los más descarados robos en un partido de fútbol. El juez Lucas Comesaña inclinó con alevosía la cancha a favor de Riestra, algo que hasta observadores neutrales y por TV pudieron apreciar”.
Cuestiones pendientes. En Villa Crespo, la teoría es que el partido fue un mensaje de Stinfale a dos enemigos: el fiscal Federico Delgado y el titular de la Fundación La Alameda, Gustavo Vera. Los dos son hinchas del Bohemio, y los dos aparecieron en la vida de Stinfale luego de la tragedia de la fiesta Time Warp, en 2016. Vera denunció al abogado y lo acusó de formar parte de una asociación ilícita. El fiscal Delgado ordenó su detención porque consideraba que era el organizador “no visible” de la fiesta. Después fue recusado y desplazado de la causa.
Desde aquellas semanas, Stinfale promete vengarse del hombre que lo metió preso. El odio no parece sólo retórico: mandó a confeccionar una alfombra con la cara de Delgado para pisarla varias veces por días. “Stinfale tiene una buena relación con esta AFA. Y en AFA dicen, en las reuniones, que todos los hinchas de Atlanta tienen cosas contra Víctor”, le confía a PERFIL un dirigente del club de Villa Crespo. Ahí creen que Stinfale no hubiese permitido perder contra el equipo que el fiscal –que lleva siempre una pulserita azul y amarilla en la muñeca– estaba alentando desde la tribuna o la TV. Consultado por PERFIL, Delgado dijo “no tener idea” de lo ocurrido.
“Stinfale es un excéntrico. Algunos juegan al tenis o van a cazar, él juega a ser técnico de fútbol: es el que da las órdenes, el que arma el sistema táctico. Todo”, explica un importante directivo de la AFA que lo conoce desde que era arquero en las inferiores de Chicago. “Es un futbolista y un técnico frustrado”.
Las excentricidades de Stinfale se evidencian en la ropa que usa Deportivo Riestra desde aterrizó en el club. Como la Selección argentina y River, el equipo tiene camiseta Adidas, pero no porque la empresa alemana lo auspicie. Stinfale compra camisetas de esa marca y logró que la empresa no ponga ningún obstáculo. Es una manera de darle –o darse– legitimidad. Porque para Stinfale, el fútbol es un berretín y una herramienta de poder. Y también, una manera de enviar mensajes.