El año que se fue a facturar a China, el regreso sin gloria, la final perdida con River, la sombra de Mauro Zárate, la poca paciencia de los hinchas. Son muchos los frentes que tiene abiertos Carlos Tevez. La pregunta que se impone es si a los 35 años tiene resto para cubrir esos huecos. O si en su horizonte cercano asoman más negocios de la mano de Mauricio Macri, como publicó la periodista Emilia Delfino en el Diario PERFIL.
El último partido completo de Tevez fue el 27 de octubre del año pasado, ante Gimnasia en La Plata. Desde entonces, Boca disputó 9 encuentros de Superliga en los cuales el Apache fue reemplazado o entró desde el banco. A ese puñado de encuentros habría que sumarles las dos finales de Copa Libertadores. En el medio hubo un amistoso contra Unión que sirvió como presentación en sociedad de Gustavo Alfaro. Ese sí lo jugó completo. Fue cuando el entrenador todavía decía que Tevez era el jugador “más emblemático” del plantel y que debía ser “el abanderado”.
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El jueves por la noche Boca empataba 1-1 con Atlético Tucumán en la Bombonera. Faltaban 25 minutos y Alfaro decidió que para ganarlo tenía que poner a Darío Benedetto. ¿A quién sacó? A Tevez. Cuando vio el cartel que lo invitaba a abandonar el campo de juego, el jugador expuso gestos que tenía reservados: sorpresa y fastidio. Una señal.
Durante la gestión Alfaro, Tevez no convirtió goles ni tuvo actuaciones decisivas. Algo parecido ocurrió durante la última parte del ciclo de Guillermo Barros Schelotto. Ahora todo parece indicar que dejó de ser indispensable, que la versión 2019 de Tevez podría ser la última. Y eso que el 2 de enero llevaba la 10 en la espalda y la cinta de capitán en el brazo. Pero pasaron cosas.
(*) Editor del Diario PERFIL.