miércoles 11 de diciembre del 2024

Mauricio Pochettino, de Murphy al mundo

El DT del Tottenham genera orgullo en su pueblo, donde fueron a buscarlo en 1985 Bielsa y Griffa para llevarlo a Newell’s. La emoción de sus padres. Galería de fotosGalería de fotos

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Londres y Murphy no se parecen en nada. Sin embargo, desde hace algunos años, la capital de Inglaterra y el pueblito de 3.800 habitantes ubicado en el sur de la provincia de Santa Fe tienen tres personas en común. Mauricio Pochettino, el técnico del momento, el hombre que condujo al Tottenham Hotspur a la final de la Champions League, es el vínculo más conocido. Pero hay dos más: uno es Paulo Gazzaniga, el arquero suplente del equipo; el otro es Pedro Caffa, periodista y uno de los encargados de las redes sociales del club. Los tres –Pochettino, Gazzaniga y Caffa– estarán en Madrid el sábado 1 de junio. Los tres nacieron en Murphy.

Aunque todavía no se anunció nada, algunos vecinos del pueblo especulan con que ese sábado muchos se juntarán a ver la final europea entre Tottenham y Liverpool en el buffet del Centro Recreativo Unión y Cultura. De ese club, el único que practica fútbol de la localidad, salieron Pochettino y todos los futbolistas que hoy están en el cartel de la Ruta Nacional 33 que da la bienvenida: “Murphy. Embajadores de buen fútbol”.

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A pesar de la emoción que aglutina a todos los habitantes del pueblo, Amalia y Héctor, la mamá y el papá del técnico del Tottenham, ya saben que verán la final en su casa, frente al televisor de siempre. “Algunas cábalas no se pueden cambiar”, le dice Héctor a PERFIL.

El último miércoles, Amalia y Héctor vieron la hazaña del Tottenham en su casa, la misma a la que en el invierno de 1985 llegaron en un Citroën arruinado Marcelo Bielsa y Jorge Griffa para convencerlos de que Mauricio debía fichar para Newell’s y no para Rosario Central. Bielsa y Griffa tenían un mapa de la Argentina marcado con cruces. Una cruz estaba en Murphy. Allí vivía Pochettino, un pibito de 14 años a quien definían como “el mejor jugador del pueblo”. Amalia recuerda que Bielsa y Griffa tocaron la puerta a la 1.30 de la mañana. Que la que abrió fue su madre, la abuela Rosa, y que Mauricio dormía. En aquella noche –contada en La vida en rojo y negro, un libro de Rafael Bielsa y Eduardo van der Kooy– se selló el futuro de Pochettino en Newell’s, y quizá también todo lo que vendría después.

“Por supuesto que ahora me acuerdo de todo, casi como si fuera una película. Pero no es algo nuevo: en todos estos años me pasó. Solo que la novedad es que esta es una noticia mundial”, cuenta Amalia, la mamá del técnico, la abuela que no conocía Londres hasta hace cinco años, y que ahora cada vez que viaja para ver a sus nietos les lleva alfajores y conitos de dulce de leche de Havanna. “Porque yerba y todo lo demás, lo consiguen por internet”, le dice a este diario.

La familia Pochettino –Héctor, junto a Martín y Javier, los dos hermanos de Mauricio– trabaja en la producción agrícola y ganadera, como casi todas las personas que habitan ese rincón de la pampa gringa.

Tan lejos, tan cerca. La vida hizo que Pochettino se fuera apartando de Murphy cada vez más. No porque lo quisiera, sino porque su camino en el fútbol, que casi no le ofrece descanso, lo llevó a eso. La última vez que estuvo en su pueblito fue en 2012. Era entrenador del Espanyol y no sabía hablar inglés. “Nosotros no le pedimos que venga porque sabemos que es difícil. Casi no tiene tiempo y es muy responsable de su trabajo”, cuenta Héctor. Pochettino prefiere mudar el pueblo a Londres: Héctor y Amalia van varias veces al año a visitarlo. Es el puente que usa para tenerlos cerca. “Te vas transformando en una persona diferente, y llega un momento en que para vos tus padres se transforman en desconocidos o, mejor dicho, nosotros nos transformamos en unos desconocidos para ellos”, contó el técnico en su libro Un mundo nuevo.

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Norberto Maco Caffa, el papá de Juan Pablo y de Pedro (el community manager del club), dueño de una de las tres veterinarias de Murphy, argumenta que una de las claves del pueblo, a diferencia de otros, es que no hay rivalidades. Todos son de Unión y Cultura. Y eso genera una magia que perdura en el tiempo.

Un poco por casualidad, otro poco porque el origen une –más si el origen es un pueblito remoto–, Pochettino se encontró en Tottenham con Gazzaniga y con Caffa. Sus familiares cuentan que cada vez que hablan la evocación del pueblo es inevitable. Y dicen que en los festejos, también. Como prueba describen el abrazo que se dieron después del triunfo ante el Manchester City, por los cuartos de final de la Champions. Casi al unísono, sin ningún ensayo previo, el técnico abrazó a Caffa y juntos largaron un grito que vino desde la infancia: “¡Vamos Murphy, carajo!”.

(*) Esta nota fue publicada en el Diario PERFIL.

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