martes 19 de marzo del 2024

Neurociencia en el fútbol: pensar con los pies

Algunos técnicos ya tienen especialistas que trabajan a la par de los preparadores físicos. En qué se centran y cómo mejoran el desempeño.

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"La clave en estos partidos es tener la cabeza fría”. El lugar común, uno de los tantos que repiten futbolistas en época de finales y partidos decisivos, ahora empieza a tener algún desarrollo. Ya no es solo una declaración. Es quizás el disparador para algo más complejo, que en la cancha está pero no se ve: el trabajo neurocientífico en los planteles, que empezó a circular hace algunos años en un ámbito por lo general conservador y refractario a este tipo de disciplinas. Sin embargo, de a poco, la neurociencia y el fútbol empezaron a interactuar. Algunos cuerpos técnicos ya tienen especialistas trabajando a la par del preparador físico. Pero mientras crece, también empiezan las sospechas: hay científicos y neurólogos que advierten sobre el riesgo de considerar “científicos” determinados trabajos que no tienen validación como tales: es decir, que no son respaldados por investigaciones.

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A los dirigentes y técnicos, sin embargo, no les interesa mucho ese debate: lo que quieren es mejorar los resultados y el rendimiento de sus jugadores. Cuando Sandra Rossi llegó al plantel de River de la mano de Marcelo Gallardo en 2014, la pregunta que se hacían muchos futbolistas y directivos, y que también le hacían a ella en tono de chiste era una: “¿Vamos a meter más goles después de hacer todo esto?”. La médica deportóloga experta en neurociencia aplicada al deporte había llegado al predio de Ezeiza, donde entrena River, con un software de computación para medir los milisegundos que tarda el cerebro en tomar una información y mandar señales a las distintas partes del cuerpo. En la última pretemporada hizo entrenar al plantel con unos anteojos destellantes que sirven para fortalecer la atención y concentración.

River le sugirió a Rossi que no hablara con la prensa. Dicen que el pedido tiene la intención de no revelar las fórmulas que llevaron al equipo de Gallardo a ganar casi todo. Pero en 2014 le había dicho a este diario: “Muchos mejoraron considerablemente la velocidad de reacción de la vista ante un estímulo. Los jugadores me dijeron que veían cosas en la cancha que antes no veían. Ampliaron la visión periférica, veían más hacia los costados de su campo visual”, detalló.  Racing tiene a Andrea Ricagno, psicóloga deportiva a cargo del área de neurociencias del club. Talleres y Belgrano –como también Atenas– convocaron al cordobés Mario Di Santo, quien además es consultor de otros clubes del mundo, entre ellos el Barcelona y el Atlético de Madrid.

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Entrenar la cabeza. Hay muchos objetivos que persigue la neurociencia aplicada al deporte, pero uno de los principales es acelerar los tiempos de reacción de los futbolistas. Que decidan más rápido y mejor. Después vienen otros: mejorar los niveles de concentración y regular la ansiedad y el estrés. Lo que para algunas personas corresponde a algo innato en los deportistas profesionales, para otras se puede desarrollar y perfeccionar: “Si vas a las estadísticas, a iguales condiciones técnicas y físicas, la diferencia te la termina dando el entrenamiento mental. Cómo tengas preparada la mente cognitiva y emocionalmente para lidiar con los desafíos que se te presentan”, dice Dolores Cardona, psiquiatra y coordinadora del programa de Optimización Cognitiva para Deportistas de Alto Rendimiento de la Fundación Ineco.

Cardona trabajó en Estudiantes de La Plata. Ahí realizó talleres y encuentros con los distintos planteles, desde las divisiones inferiores hasta la primera. Ahí estudió y evaluó a cada jugador: la capacidad de aprendizaje, recursos relacionados con la memoria, sus condiciones neuropsicológicas. “El gran desafío es tener información del estado mental de cada jugador. Seguimos encontrando jugadores, técnicos o dirigentes que desconocen la importancia de estas disciplinas, o que tienen cábalas o creencias disfuncionales”, dice Cardona.

Espejitos de colores. Pero así como hay entrenadores que creen que los cuernitos, un número de camiseta o un color pueden ser determinantes para lograr resultados, hay personas que se presentan como neurocientíficos o especialistas en esa actividad y aportan más confusiones que soluciones. “No hay muchas investigaciones científicas dedicadas al deporte, y menos al fútbol. Casi no hay papers publicados. Hay mucho marketing o una estrategia para vender algo que le interesa a mucha gente”, cuenta Fabricio Ballarini, científico del Conicet. “Los que venimos de la medicina nos basamos en la evidencia. Quizás un preparador físico hizo un curso y cree que por poner un memotest está trabajando neurocognitivamente. Es verdad que bajo la palabra neurociencias hay gente que está haciendo cualquier cosa. Pero también es cierto que empieza a haber bibliografía con pruebas y estudios sobre cómo cambiaron algunos deportistas”, agrega Carmona. Ballarini dice que el contexto hizo que sea una buena oportunidad para que los equipos de fútbol se acercaran a las neurociencias. Pero que eso también se tradujo en que algunos trabajos no tengan rigurosidad ni validación. “Con la cantidad de datos que hay, si no tienen la experiencia metodológica para probarlo, no tiene validez. Creo que viene de la mano de cómo amamos el psicoanálisis y de cómo desprestigiamos la ciencia dura”. Una discusión que queda muy lejos de las pretensiones de dirigentes y técnicos: porque a la hora del partido, la única validación posible se otorga en la cancha.

Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil.