jueves 25 de abril del 2024
Análisis

'Almanaque' González, la infodemia y la muerte en el fútbol argentino

En tiempos de infodemia, donde noticias sin fundamentos, poco confiables o falsas circulan por las redes y aumentan el pánico o alimentan la angustia, el fútbol no podía quedar al margen. El caso del jugador de All Boys.

La pandemia por COVID-19, las redes sociales y los medios de comunicación dieron origen al término "infodemia". A veces son individuos en las redes los que desinforman; en otras oportunidades son los propios medios de comunicación.

"Almanaque González, delantero de All Boys, tuvo un ataque cardíaco tras volver a jugar después del COVID”, tituló un reconocido portal de noticias. “Paro cardíaco y milagro en el vestuario de All Boys. El Dr. Luis Chiaradía le salvó la vida al jugador colombiano”, afirmó otro periódico sin pruritos ni tapujos y, menos aún, evidencia. ¿Qué pasó realmente con el colombiano Jasond González en el estadio Islas Malvinas al finalizar el partido de la Primera Nacional B y que está pasando con los futbolistas con la COVID-19?

Consumada la victoria (1-0) de All Boys en Floresta sobre Gimnasia de Jujuy, el futbolista colombiano Efmamj González se desvaneció por un momento. Fue atendido por el médico y lo derivaron al sanatorio en ambulancia. En este contexto, la situación podría haber pasado desapercibida como un caso más pero en un paciente que hace dos semanas había sido diagnosticado de COVID, pese a ser absolutamente asintomático, hizo la diferencia. Sobre el hecho, para entender las grandes diferencias entre el relato de las noticias y lo que refirieron los protagonistas, hay que saber primero qué ocurre con un deportista COVID positivo.

Graduated return to play guidance following COVID-19 infection. Elliott N, Martin R, Heron N, et al.” es un artículo publicado en el British Journal of Sports Medicine con un algoritmo práctico que permite estadificar el regreso progresivo a las canchas luego de un resultado positivo. Entre los aspectos destacables se puede mencionar que:

  • El deportista debe tener al menos 10 días de descanso y 7 días sin síntomas antes de comenzar.
  • Si presenta algún síntoma (incluida la fatiga excesiva) durante el proceso debe regresar a la etapa anterior y progresar nuevamente después de un período mínimo de descanso de 24 horas sin síntomas.
  • Una evaluación cardiológica antes de comenzar con monitorización cardíaca: ECG de 12 derivaciones, ecocardiograma, prueba de tolerancia al ejercicio y resonancia magnética cardíaca.
  • Para aquellos que fueron sintomáticos hay que sumar a la pesquisa el análisis de sangre para marcadores de inflamación: troponina de alta sensibilidad, péptido natriurético cerebral y proteína C reactiva.

Al momento de salir del caso puntual, y tener una mirada más amplia, más epidemiológica, podríamos destacar el trabajo de Yorck Olaf Schumacher y colaboradores titulado “Resuming professional football (soccer) during the COVID-19 pandemic in a country with high infection rates: a prospective cohort study”.

En el tiempo de estudio y monitoreo de un campeonato de fútbol, 85 futbolistas arrojaron pruebas de PCR positivas. La tasa de infección dentro de los planteles de fútbol fue consistente con lo que ocurría en la población general durante el mismo período de tiempo. Más de la mitad de los sujetos infectados fueron asintomáticos y detectados por los testeos. El resto solo presentaba síntomas leves y ninguno requirió hospitalización. Los contactos sociales y la familia fueron las fuentes más común de infección, y no se pudo rastrear ninguna infección a entrenamientos o partidos.

Los datos de este artículo, similares en consonancia en otros deportes, han permitido concluir que el fútbol (u otros deporte de contacto al aire libre) representa un riesgo limitado de infección por SARS-CoV-2 y enfermedades graves cuando se toman medidas preventivas. Los espacios comunitarios, como el vestuario y el viaje, son los espacios de más exposición al momento de pensar en el contagio.

Evaluando el caso de Almanaque González podemos cotejar que los estamentos requeridos fueron cumplidos. Chiaradía, el médico traumatólogo a cargo del plantel, con impecable criterio clínico envió al jugador a ser evaluado por cardiología, al cumplirse los diez días y con hisopado negativo. El domingo anterior al partido obtuvieron el resultado del test y el lunes fue evaluado con electrocardiograma, ergometría de esfuerzo y ecocardio: todos con resultados normales. Por eso entrenó el martes de forma leve y no tuvo inconvenientes. El miércoles y jueves lo hizo de forma normal con el equipo y el viernes fue convocado para el partido del sábado. Ingreso los 20 minutos finales y cuando concluyó hizo el cuadro sincopal.

Como se ha visto, dada la rápida evolución del conocimiento sobre el virus y las cambiantes recomendaciones de los organismos gubernamentales, es difícil dar una respuesta precisa e inequívoca sobre que hacer ante cada caso de futbolista con COVID. A duras penas se conoce lo más apropiado para el cuadro agudo, sin tener todavía una evidencia robusta y concreta sobre las consecuencias de largo plazo. Guiarse por recomendaciones médicas generales y evaluar cada caso en particular, es la práctica frecuente pero siempre entendiendo que el deporte de alto rendimiento no es deporte y salud.

El fútbol es un trabajo muy bien remunerado y las presiones del profesionalismo existen, alejando por momentos a los criterios clínicos generales de los específicos aplicados en deportistas. Se sabe que el virus y su enfermedad podría acarear un compromiso cardiorrespiratorio significativo en una minoría de atletas afectados. La pregunta sobre los tiempos de retorno y los riesgos está llena de complejidad, desconocimiento y matices. Lo que está claro es que ningún futbolista puede, de ninguna manera, volver sin un control exhaustivo.

En el fútbol argentino, el trabajo y la cooperación entre los cuerpos médicos de los distintos equipos generó un bloque y consciencia bastante homogénea sobre lo que se debe hacer. Tal vez, el tema de los inconvenientes presupuestarios de los clubes sea el mayor problema. Un ejemplo reciente y muy positivo sobre los cuidados implementados en el retorno deportivo post COVID para futbolistas ocurrió en Gimnasia y Esgrima La Plata con Lucas Barrios, quien fue temporalmente resguardado por un resultado anómalo en el examen imagenológico. Sino hubiese habido control, no habría hallazgo.

Haciéndole honor a su apodo, con el paso de las horas, el cuadro de Almanaque González (se apoda así porque su nombre está determinado por las iniciales de los meses del año) demostró ser banal y estar controlado sin necesidad de intervenciones médicas. El club emitió un parte: "Los estudios complementarios realizados en el Sanatorio Finochietto arrojaron óptimos resultados. El jugador quedará en observación por 24 horas según indicación de los facultativos tratantes".

No es lo mismo decir que un futbolista sufrió un episodio sincopal, sin paro respiratorio, que recuperó espontáneamente y donde apenas recibió un golpe precordial (algo que podría haber pasado perfectamente sin llamar la atención en otro ámbito y momento), a decir que sufrió un paro cardíaco luego de tener COVID, estuvo al borde de la muerte y fue resucitado en el estadio.

La infodemia transformó el caso de González en noticia, pudiendo causarle un daño a su carrera deportiva. Ojala esta columna sea todo lo contrario y sirva para invitar a la reflexión porque así como el SARS-Cov2 no es una gripecita, no es ético despertar un miedo infundado y preocupar a mucha gente para vender una noticia.

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