miércoles 04 de diciembre del 2024
HECHO HISTÓRICO

El día que un delantero de River fue al arco desde el inicio

Hace 112 años, el club de Núñez –que en ese tiempo estaba en La Boca– debió improvisar ante una situación parecida a la que vive hoy. Y el atacante Julio Abaca Gómez se mudó debajo de los tres palos.

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Eran otros tiempos. Otro fútbol. Pero la situación se parece mucho a la de hoy. River no tenía arquero y el técnico de aquel entonces debió improvisar y poner al delantero Julio Abaca Gómez a custodiar el arco millonario. Claro, River ni siquiera recibía ese apodo: transcurría el año 1909 y toda la historia del club estaba por delante. 

Esa fue la única vez en la historia que el club presentó, desde el arranque de un partido, a un jugador de campo como arquero. La segunda será hoy, 112 años después, contra Santa Fe por la Copa Libertadores, luego de que la pandemia de coronavirus afectara a casi todo el plantel y Marcelo Gallardo tenga que ubicar a Enzo Pérez debajo de los tres palos. 

Lo curioso es que en aquella oportunidad, Abaca Gómez no atajó un partido, ¡sino dos! El primero fue el 25 de abril de 1909 en un amistoso contra Porteño: River ganó 5 a 1. Una semana después, el 2 de mayo de 1909, ya en un partido oficial por el torneo local, el delantero volvió a ese puesto invertido. Le fue incluso mejor que en su debut: River goleó 5 a 0 a Argentino de Quilmes.

Abaca Gómez integraba el plantel de River que había ascendido un año antes en las finales contra Racing, disputadas en el estadio de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA). El origen del clásico más antiguo del fútbol argentino. Otra curiosidad: en esos partidos, Abaca Gómez vio cómo uno de sus colegas racinguistas, el legendario Alberto Ohaco, debió atajar porque el arquero Lamour se retiró y no quiso salir a jugar el segundo tiempo. Fue acaso un anticipo de lo que sucedería

River tenía su cancha en el sur de la ciudad y ni siquiera había disputado su primer clásico contra Boca. Eran sus primeros pasos importantes en la arena del fútbol.  

Después, obviamente, se hizo grande. Y con las décadas también protagonizó partidos en la que jugadores de campo, por fuerza mayor, debieron ir al arco: Martín Demichelis contra Racing, el día del gol del Pipino Cuevas por el Clausura 2002, o Juan Pablo Ángel ante Deportivo Español en el Clausura 1998 son los últimos y más recordados.  

 

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