El último fin de semana de julio de 1970 se definió el campeonato Metropolitano. River e Independiente llegaron empatados en puntos a la fecha final. El cuadro Millonario arrastraba los 13 años sin ganar nada desde que había dado la vuelta olímpica en 1957. La esperanza de sus hinchas era enorme, la expectativa era similar. River recibía a Unión de Santa Fe mientras que los rojos debían visitar a Racing, en una nueva edición del Clásico de Avellaneda.
Se suponía que los dos partidos se jugarían al mismo tiempo, pero insólitamente la AFA avaló que River recibiera a Unión el viernes 24 de julio a la noche, en el partido televisado adelantado. El clásico iría el domingo en el horario habitual. Una situación atípica para semejante definición, que reclamaba la realización al mismo tiempo de ambos encuentros.
Estaba claro que no habría partido de desempate por el título. En caso de igualdad en puntos, sería ganador por diferencia de gol y de haber igualdad, quien hubiera convertido mayor cantidad de goles en el torneo. Al momento de la última fecha, Independiente tenía (+27) y 40 goles y River sumaba (+22) y 36 tantos. En la penúltima jornada, River había vencido con lo justo a Los Andes por 3-2 y Platense había sorprendido a Independiente en la Doble Visera, ganándole por 3-2 con triplete de Oscar Valdez.
El viernes 24, River vivió su fiesta, porque vapuleó a Unión por 6-0. El zurdo mediocampista Ramiro Pérez hizo el primer gol muy pronto y en el segundo tiempo llegó la avalancha que el equipo necesitaba para asegurar el título: un gol de Morete, dos de Pinino Mas, otro de Montivero y el último de Daniel Onega tallaron un 6-0 inapelable. River llegaba a a 42 goles y debía esperar que Racing le ganara o empatara con Independiente, para volver a ser campeón después de trece años.
Con la victoria de River, los otros cuatro equipos con chances de campeonar (San Lorenzo, Boca, Platense y Newell’s) quedaron fuera de carrera. Todo quedó entre River y los rojos, que debieron esperar hasta el lunes porque la lluvia que cayó el domingo impidió que se jugaran los partidos programados.
El lunes 27 de julio por la tarde, los clásicos rivales se encontraron en el Cilindro. Los rojos debían ganar por dos goles de diferencia o hacerlo por 3-2 o 4-3. El choque fue muy emotivo y Racing golpeó rápido con un tanto de Jorge Chino Benítez, que hacía sus primeros pasos en su exitosa carrera. A los 21 minutos del primer tiempo, llegó el momento clave del partido: el juez Humberto Dellacasa cobró penal para Independiente.
Dos veces pateó Aníbal Tarabini y en ambas ocasiones el arquero Agustín Cejas le detuvo el disparo. Sin embargo, Dellacasa lo hizo repetir, el primero y el segundo por la misma razón: Cejas se había adelantado. Fue muy protestada la determinación del juez en el primer envío porque muchos no aceptaron el fallo. En el tercer intento, Tarabini convirtió y empató el partido.
Habían pasado dos minutos y Roberto Perfumo clavó un bombazo tras un toque corto en un tiro indirecto dentro del área y festejó como loco el 2-1 parcial que le quitaba a su histórico rival la chance de ser campeón. Aquel muy atractivo primer tiempo se cerró cuando el chaqueño Maglioni empató el resultado con un zurdazo desde la izquierda que sorprendió a Cejas. Final 2-2 y River campeón hasta el momento.
Sin embargo, los rojos dependían de sí mismos, porque haciendo un gol más se quedarían con el título. Racing jugaba por el honor (hizo una campaña floja de media tabla) y se fue adelantando mientras el resultado no se movía. A nueve minutos de que los hinchas de River festejaran el título que se negaba desde 1957, un pase largo por la derecha del ataque rojo lo encontró sin marca a Héctor Yazalde.
El popular Chirola aguantó la marca del zaguero Rocchia y sacó un derechazo alto que se metió junto a un palo y desató la locura en las tribunas altas del Cilindro. Chau a la ilusión riverplatense y campeonato para Independiente, que terminó con la misma diferencia de gol que River (+18) pero con 43 goles a favor contra 42 de los Millonarios.
Un cierre espectacular para un campeonato discreto, con pocos goles y un campeón que perdió cinco partidos de veinte, una enormidad. La formación titular del rojo fue Miguel Santoro en el arco, Eduardo Commisso y el uruguayo Pavoni en los laterales, Idalino Monges y Luis Garisto como zagueros. En el medio Omar Pastoriza, Miguel Raimondo y Vicente de la Mata o Ramón Adorno, adelante Raúl Emilio Bernao, Héctor Yazalde y Aníbal Tarabini, dirigidos por el experimentado Manuel Giúdice. Al año siguiente, Independiente repetiría al ganar el Metropolitano nuevamente. River seguiría esperando hasta 1975.