martes 23 de abril del 2024
Arquero improvisado

La noche que atajó Enzo Pérez: así quedará en la historia la hazaña de River

Pasó casi desapercibido, pero fue la figura. Enzo Pérez se animó a ponerse los guantes de arquero y marcó un episodio que quedará en la memoria. No sufrió sobresaltos, pero fue clave en el triunfo de River.

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Cuarenta segundos pasaron para que el partido de River entrara en la historia. La jugada fue intrascendente: un tiro libre pasado, la pelota sobró todas las cabezas y cayó mansita en las manos del arquero. Lo extraordinario de esta jugada es que en el arco estaba Enzo Pérez, un jugador de campo. Otro daño colateral de la pandemia de coronavirus.

Con un buzo fluorescente y el 24 en la espalda (¿cuánto cotizará dentro de unos años, cuando alguien lo ofrezca por eBay?), Enzo Pérez salió a la cancha con los guantes puestos y la incertidumbre lógica que genera cumplir esa función inesperada. En un equipo diezmado por veinte casos de covid se animó a ponerse en el lugar que el equipo necesitaba. Se expuso a lo que podría haber sido un papelón. Pero salió ileso.

El plan de River era defender su arco. Su arquero, en realidad. Entonces Gallardo aplicó una estrategia a lo Gallardo: fue a jugar el partido en el campo de Santa Fe, lejos de Enzo Pérez. Pero el estratega del Millonario no contaba con la complicidad de los defensores colombianos: hicieron todo lo que tenían a su alcance para que River ganara 2-0 en cinco minutos.

Enzo Pérez en el arco de River

La ventaja prematura llevó tranquilidad. Al equipo y, por supuesto, al arquero. Aunque los jugadores de Santa Fe colaboraron: la primera jugada con cierto riesgo para el arquero improvisado llegó recién a los 26 minutos del primer tiempo. Un disparo de media distancia de Palacios que en realidad se iba afuera y Enzo Pérez se zambulló para sacarla al tiro de esquina.

Cinco minutos después el arquero inesperado se quedó clavado bajo los tres palos en un córner que cayó en el área chica. Era evidente: no iba a salir nunca. Para eso contó con la colaboración de sus compañeros, enfocados en que Enzo no pasara sobresaltos.

Así, con un 2-1, River cerró en el Monumental una noche épica. Ganó un partido que pudo haber sido una tragedia. Y quedará en la memoria. A este partido, sin dudas, se lo recordará como “la noche que atajó Enzo Pérez”.

El primer tiempo cerró con un Enzo Pérez que pasó desapercibido. No tuvo que intervenir en ninguna jugada de riesgo. Santa Fe no aprovechó ninguno de los recursos obvios frente a un arquero inexperto: tiros de media distancia o centros al área chica. Nada de eso.

El gol descuento del equipo colombiano llegó casi por decantación. Frente a un River cansado y sin posibilidad de hacer cambios, alguna tenía que entrar. Y ocurrió cuando faltaban veinte minutos para que cerrara el partido. Enzo Pérez no tuvo ninguna responsabilidad en el gol. Lo que siguió fue más de lo mismo, sin sufrimientos.

Así, con un 2-1, River cerró en el Monumental una noche épica. Ganó un partido que pudo haber sido una tragedia. Y quedará en la memoria. A este partido, sin dudas, se lo recordará como “la noche que atajó Enzo Pérez”.

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