Enzo Francescoli fue uno de los jugadores históricos que pasaron por las filas de River Plate. Durante su paso por el cuadro Millonario el uruguayo logró conquistar varios títulos locales y los recordados torneos internacionales como lo fueron la Copa Libertadores 96 y la Supercopa Sudamericana de un año más tarde.
“Espero no defraudar a nadie. Tan solo tengo la ambición de satisfacer las expectativas que se crearon, pero quiero recalcar que en River hay jugadores de primer nivel y que yo seré uno más. No me considero el salvador del equipo. Lo único que voy a tener que hacer el domingo es no pensar en que todos los ojos van a estar puestos en mí. Eso sí: vine a uno de los mejores clubes el mundo y no me voy a achicar”, fueron las primeras declaraciones que entregó el extranjero en la previa de su arribo el pasado 20 de abril de 1983.
El presente de River en aquel entonces no era muy favorable y el plantel sufrió varias salidas representativas y por este motivo la llegada del jugador uruguayo fue importante para que la suerte se pusiera del lado de su institución.
Pasó una serie de ida y vueltas debido al valor del pase del crack sudamericano y finalmente una cifra económica fue determinada en común acuerdo para la contratación de un inolvidable jugador quien militó en el Wanderers de su país.
La expectativa con su llegada fue muy representativa y en aquel momento ningún aficionado del equipo lograría alcanzar a imaginar el exitoso desenlace. “El apoyo que me dieron mis compañeros me hizo sentir muy bien, me dio confianza y tranquilidad. Aunque, en realidad, soy un tipo bastante frío, no me doy cuenta de lo que pasa a mi alrededor. Cuando salí campeón sudamericano juvenil me pasó lo mismo. Recién ahora, a dos años, le doy la importancia que realmente tuvo en mi carrera. Con todo esto de River, quizás, me esté sucediendo algo parecido”, relató Francescoli en aquella oportunidad.
Desde ese instante, el charrúa tuvo que atravesar varias pruebas para conducir a un equipo destinado a lograr campeonatos muy representativos. Y es que el talento del extranjero permitió al menos 137 goles de la mano de la camiseta de la banda cruzada. A pesar del difícil momento transitado en 1983 donde el equipo se salvó del descenso, Enzo se mantuvo en su posición de respaldo a la institución de la cual siempre se presentó muy orgulloso.
Con el arribo del Bambino Viera como entrenador, el nacido en Montevideo encontró su lugar en el campo y desde esa posición se convirtió en uno de los referentes del club a tal punto de alcanzar el lugar al máximo artillero del rentado.
Su apodo justamente nació por todo ese destacado rendimiento que también fue ovacionado por los hinchas y además por los relatos de Víctor Hugo Morales quien en muchas oportunidades elogió las gambetas que tiraba en el campo de juego.
Fue figura durante el campeonato de 1985 y posteriormente fue transferido a Francia. Meses después regresó al conjunto argentino para llenarse de gloria y conquistar así sus dos certámenes internacionales.
GM
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