En una reunión que tuvieron este jueves al mediodía, los dirigentes de Independiente decidieron que a Lucas Pusineri no le renovarán el contrato y que, por lo tanto, dejará de ser el entrenador del Rojo. El sábado ante River se hará cargo del plantel Fernando Berón.
Lo curioso de la situación no tiene que ver con que los dirigentes hayan prescindido de Pusineri, si no con los métodos poco prolijos. La campaña del entrenador no fue buena: sin chances en la Copa Diego Maradona, eliminado en cuartos de final de la Sudamericana y, sobre todo, con un rendimiento de juego muy pobre.
De cara a los resultados, era lógico que Pusineri dejara de ser el entrenador de Independiente, aunque lo más razonable hubiera sido que los dirigentes nunca hayan propuesto un experimento como técnico ni transformado al club en un ámbito de ensayo-error.
Ahora bien, más allá de las virtudes o defectos que puede tener, Pusineri no merecía el manoseo que recibió. Hace días días había acordado con los dirigentes que le renovaban el contrato por un año más, decisión que provocó el alejamiento de Jorge Burruchaga, quien a pesar de que era mánager lo mantuvieron ajeno a esa negociación.
En lo que va del año, Independiente se cargó a dos ídolos. En apenas siete días de 2021 Pusineri y Burruchaga se fueron del club, víctimas del destrato de los Moyano.
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