Es uno de los hombres apuntados por la Justicia por el apriete a Sergio Pezzotta en el entretiempo de River-Belgrano. Y, si se comprueba que fue quien le dio vía libre a los barrabravas millonarios para que amenazaran al árbitro, complicará seriamente al club de Nuñez, ya que esto probaría que hubo connivencia entre la dirigencia y los violentos. Pero Daniel Bravo es mucho más que un dirigente de fútbol: hijo de Alfredo, el fallecido referente del socialismo, el secretario riverplatense también cuenta con algunos agitados antecedentes políticos.
Bravo, quien desmintió haberle dicho por teléfono a un barra brava “Háganlo ahora, pero háganlo rápido”, militó en la UCR, pero luego se pasó al ARI. Como dirigente del ibarrismo porteño (fue secretario de Deportes), en 2005 y a pocos días de las elecciones legislativas, acusó a Enrique Olivera de tener cuentas en el exterior sin declarar. La denuncia resultó falsa, pero para cuando se probó, ya era tarde: Olivera había acusado el impacto en las urnas, recuerda hoy el Diario Libre.
Bravo también habría sido el artífice de la entrada en escena durante el gobierno de Fernando de la Rúa de Mario Pontaquarto, el famoso “arrepentido” que denunció las coimas en el Senado durante el gobierno de la Alianza. Bravo y Pontaquarto serían grandes amigos y habrían sido las influencias políticas del dirigente riverplatense las que lo llevaron a convertirse en el arrepentido más famoso del país.
Según Libre, Bravito –tal como se lo conoce en el ámbito político– es todo un "ñoqui" en el Senado, ya que a pesar de estar nombrado bajo el legajo 11.481, aparece poco y nada en la Cámara Alta. Allí empezó trabajando en 1984 como un "soldado" de Enrique Coti Nosiglia, el histórico operador de la UCR.
En 1998, Daniel Bravo dejó la Cámara Alta y recaló en la Legislatura, donde presidió Educación. En esa época, de la mano de Nosiglia se reencontró con José María Aguilar (viejo amigo de la infancia) y conoció a Mario Israel, con quienes logró destronar al menemista Hugo Santilli.
En River, fue director del área educativa durante la presidencia de Aguilar. Se jacta de haber sobrevivido al traspaso del mando a Daniel Passarella por su buena gestión, pero fuentes cercanas al club aseguran que la escuela generó pérdidas a razón de 2,5 millones de pesos al año bajo su administración.
Además, Mariano Mera Figueroa (de la comisión fiscalizadora) lo acusó de trucharle una firma para concesionar la confitería del club y Daniel Kiper (abogado, dirigente de la oposición) lo acusó por amenazas.
Mientras tanto, él se defiende. “Me están librando una orden de detención en una causa en la que ni siquiera estoy imputado. Esto es una violación de mis derechos constitucionales”, dijo Bravo, muy enojado, en una charla con Libre. Y negó que haya hablado con los barras. “Yo no me acuerdo de haber dicho eso”, aseguró.
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