jueves 28 de marzo del 2024

Por qué todo puede explotar

El Panadero es pasado, las imágenes que aparecieron son presente. Pero asusta el futuro: la barra disidente.

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El partido despedida de Sebastián Battaglia disputado el pasado miércoles en La Bombonera significó mucho más que un homenaje al jugador más ganador de la historia de Boca. Es que sumado a la presencia de las máximas glorias del club se produjo el retorno a la tribuna de Rafael Di Zeo y Mauro Martín, quienes en los últimos días ganaron la batalla más importante al salir por decisión de la Justicia de la nómina de violentos con derecho de admisión.

La vuelta de La Doce, con banderas robadas a River y un telón regalado por Carlos Tevez, abrió un nuevo capítulo dentro de una interna que parece no tener fin. De hecho, en los pasillos del club temen un nuevo enfrentamiento: “Sabemos que este matrimonio no va a terminar bien y que en cualquier momento puede correr sangre”, explicó un importante directivo. Tanto es así que en las últimas horas se realizó una reunión en Leopardi, gimnasio de Villa Luro propiedad de Martín, en la que Luis Arrieta, a su vez jefe de la hinchada de Estudiantes de Caseros, y Hernán Cantón, líder del grupo de La Boca acusado de ingresar el dron la noche del escándalo con River, fueron obligados a dar un paso al costado del grupo que conduce la hinchada. Marcelo Aravena, cabecilla de Lomas de Zamora, también puso el grito en el cielo: les reprochó no haberse movido lo suficiente para sacar del derecho de admisión a los suyos, en su mayoría integrantes de la barra de Los Andes y fuerza de choque en el predio de La Salada.

En los pasillos del club temen un nuevo enfrentamiento.

Por otro lado, Maximiliano Mazzaro, ex jefe de la hinchada y el que más contactos mantiene en las oficinas del club, decidió aliarse con Fido Debaux, otro capo barra marginado, para armar un grupo disidente junto a Jorge “Corbacho” Villagarcía y Gustavo “Oso” Pereyra, dos históricos de La Doce. Fuentes del Ministerio de Seguridad de la Nación no descartaron la presencia de cuatrocientos barras que pretenden el poder de la tribuna el próximo sábado ante Quilmes en el primer partido oficial de local luego de los incidentes con el gas pimienta. “Tienen los carnets al día, no podemos hacer nada para prohibirles el ingreso a La Bombonera. En caso de que asistan a la cancha trataremos de evitar problemas entre las dos barras”, le aseguraron a PERFIL desde el Comité de Seguridad. “Creemos que van a ir a la tribuna del Riachuelo, como fueron al último superclásico”, agregaron.

La barra de Boca se encuentra en la mira de la Justicia. Sobre todo después de las imágenes que trascendieron sobre un cónclave con el plantel en febrero de este año en el estacionamiento del Hotel Madero, lugar de concentración del primer equipo. Pese a las palabras de Rodolfo Arruabarrena, que aseguró que fueron cinco minutos, aquella reunión duró una hora, y Di Zeo y Martín exigieron no cambiar camisetas ni levantar rivales del piso; fue la continuidad de una charla que hubo con Fernando Gago en Mar del Plata, en la que le pidieron treinta conjuntos deportivos para repartir entre los violentos. Casualmente, días después de aquella conversación, luego del partido ante Palestino en Chile, Agustín Orion se enojó con Cristian Erbes por intercambiar su camiseta con César Valenzuela. Ante esa extraña situación, el chileno reveló que el arquero de Boca, al finalizar el partido, se acercó a decirle “que le devolviera la polera porque era para la barra.”

Días antes del superclásico del gas pimienta se produjo otro encuentro: en aquella oportunidad fueron por más y les reclamaron veinte mil pesos a cada futbolista, además de que saludaran al término de cada partido a la popular de Casa Amarilla como reconocimiento del poder de la hinchada oficial. “Nos tienen que saludar a nosotros, no a los traidores”, le reclamó Di Zeo al propio Orion, Gago y el Cata Díaz, que en lo inmediato deberán prestar declaración testimonial.

Identifíquese

Rafael Di Zeo. Líder de la barra. La Justicia le devolvió el carnet de socio luego de un recurso de amparo. En enero recuperó el poder de La Doce. Encabezó la charla con el plantel en el Hotel Madero.

Mauro Martín. El otro líder luego de un pacto con Carlos Martínez, mano derecha de Angelici. Boca lo borró del derecho de admisión pese a la amenaza de Sergio Berni de quitar la seguridad de los partidos.

Marcelo Aravena. Líder del grupo de Lomas, con vínculos con la barra de Los Andes y dueño de gran parte del negocio de la feria La Salada. Condenado a veinte años de prisión por el asesinato de dos hinchas de River.

Facundo Caccia. Nexo entre la dirigencia y la barra. Mano derecha de Di Zeo y propietario de una empresa de transportes en la que trabajan miembros de La Doce. Estuvo en el apriete en el hotel.

Hernán Cantón. Sobrino de Lancry, histórico barra. Organizó el ingreso del dron junto a Eugenio Buscaglia. Guarda las banderas y los bombos en un conventillo. Fue expulsado de la barra.

Mariano Gil. Alias Kissy, es la fuerza de choque de la barra. Lidera una banda llamada La Chocolatada, a la que se le atribuyen asaltos a más de cuarenta bancos. Líder del grupo de Lomas del Mirador.

Maxi Mazzaro. Ex socio de Martín en el manejo de la barra, fue absuelto en el juicio por el homicidio de Ernesto Cirino. Maneja el grupo del Barrio Los Pinos. Lidera la facción disidente que busca el poder.

Fido Debaux. Ex líder de la barra que se bajó de la conducción luego de varias amenazas de muerte y del secuestro de su hija. En las sombras, continúa manejando cuatrocientos carnets.

Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil.