viernes 19 de abril del 2024

El gol en contra de la independencia

Las elecciones de mañana podrían alentar la separación de Cataluña. El torneo se quedaría sin el mejor equipo del mundo; y el Barça, sin liga.

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¿Será posible, al fin, una Liga española sin el Barcelona ni el Espanyol? Lo que hasta hace pocos meses sonaba a exageración puede pasar a ser una extraña realidad a partir de este mismo lunes, si en las elecciones presidenciales de mañana se impone la idea independentista y Cataluña comienza un proceso de secesión de España.

Por más que las partes involucradas, en especial el Consejo Superior de Deportes (CSD) –similar a la Secretaría de Deportes de la Nación Argentina–, la Liga de Fútbol Profesional (LFP) y parte del periodismo especializado lo minimizan, todos saben que para el Barcelona y para el Espanyol será muy difícil continuar en la Liga si Cataluña ya no forma parte de España porque la ley no lo permite y porque hay detrás de esto cuestiones políticas que lo impedirían.

“A esta altura, yo ya me puedo creer cualquier cosa en esta vida”, llegó a responder Luis Enrique, el entrenador del Barcelona, al ser consultado sobre las chances de su equipo de abandonar la Liga. Estas declaraciones van en consonancia con la extraña actitud del club, siempre implicado a favor de la independencia (su anterior presidente, Joan Laporta, llegó a decir que los jugadores debían expresarse en catalán) pero ahora sumido en un completo silencio.

Es que el Barcelona recibe hoy nada menos que 150 millones de euros por la venta de derechos de TV (cuya centralización en la LFP acaba de ser aprobada esta semana con el solo voto en contra del Real Madrid) y gran parte de esto se acabaría si tuviera que pasar a jugar en una liga menos atractiva, como la catalana, o se pondría en duda si llegara a la francesa como club invitado.

A Barcelona y Espanyol les quedarían dos caminos: o competir en una devaluada liga catalana o aceptar invitaciones para jugar en otras ligas.

El presidente del estatal CSD, Miguel Cardenal, no dudó en asustar a los clubes catalanes: “Si el Barça tuviera que jugar en la Liga catalana, pasaría a parecerse a lo que es el Ajax, el Celtic o el Anderlecht. Con un país de cerca de 8 millones de habitantes, podría ser un equipo de divisiones inferiores y, como mucho, podría llegar a octavos o cuartos de final de la Champions League y podría recaudar unos 25 millones de euros anuales, y no hay que olvidar que el Barcelona ingresa 100 millones de euros por taquillas, que también perdería”.

Así como Cardenal pidió al gobierno catalán “que deje de presionar a los deportistas” y acusó a Josep Guardiola, ex entrenador del Barcelona y actual del Bayern Munich, que ya votó e hizo campaña por el independentismo, que “deje de manipular”, el presidente de la LFP, Javier Tebas, se encargó de advertir que en el caso de secesión, “el Barça no jugaría nunca en España. Si se rompe España, se rompe la Liga, aunque no creo que eso pase”.

También Joan Collet, el presidente de un Real Club Deportivo Espanyol que fue catalanizándose de a poco (incluso cambiando la “ñ” original por la “ny” catalana), se encargó de aclarar que su entidad “no es independentista”, mostró su confianza en que no habrá quiebre de la Liga.

Sin embargo, Cardenal y Tebas fueron específicos: en el caso de secesión de Cataluña, ni el Barcelona ni el Espanyol podrían jugar la Liga al no ser clubes españoles. Entonces, en el caso de que estos equipos quisieran continuar en la Liga, esto debería ser evaluado por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), que conduce el cuestionado Angel Villar, y ya entra en el terreno de lo político.

En caso contrario, al Barcelona y al Espanyol les quedan dos caminos: o competir en una devaluada liga catalana o aceptar invitaciones para jugar en otras ligas, pero para eso, primero deben pasar por la tramitación en las respectivas federaciones nacionales europeas y, en el caso de jugar en una liga catalana, afiliarse a la UEFA, manejada hoy por Michel Platini, que cuenta con Villar como principal aliado en su candidatura a la FIFA. Es más: a la Federación Catalana podría complicársele más si Platini va a la FIFA y su lugar, como parece, pueda ser ocupado por Villar en la UEFA.

Lo cierto es que el horno no está para bollos. Gerard Piqué, campeón mundial con la selección española, suele ser silbado en los partidos de La Roja como local por sus declaraciones anti-españolas, el Barça ya juega de visitante con la camiseta catalana y recibe el clásico cantito “Que viva España” , y en cada minuto 17 con 14 segundos, recordando el 1714, año de resistencia y rendición catalana a Felipe V de Borbón, gran parte del Camp Nou suele gritar “In-de-pen-den-cia” desde hace ya mucho tiempo.

No sólo eso: si la selección española, que ganó consecutivamente dos Eurocopas (2008 y 2012) y un Mundial (2010), se caracterizó por un tipo de juego, tanto primero con Luis Aragonés como luego con Vicente del Bosque, fue el estilo del Barcelona, el de posesión de balón y jugarlo al ras del suelo.

Con la salida de Cataluña, gran parte de esos jugadores del Barça se irán a la selección catalana y buena parte del poderío se perdería.

“¿Quién gana la final del Mundial?”, les consultó este cronista a varios colegas catalanes en Sudáfrica 2010. “El Barça”, respondió la mayoría. El fútbol español también juega mucho en las elecciones de mañana.

Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil.