jueves 28 de marzo del 2024

La cirugía de Quintero: el fútbol y la biología

Juanfer fue operado de la rotura del ligamento cruzado anterior y tendrá una larga recuperación. Factores y causas de la lesión.

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Juan Fernando Quintero acaba de ser operado en la clínica Los Arcos y tendrá para seis u ocho meses de recuperación, justo cuando estaba en el mejor momento de su carrera deportiva. Autor del gol que desequilibró la histórica final entre Boca y River de la Copa Libertadores en Madrid, hubo un antes y un después de ese día en su injerencia futbolística dentro del conjunto de Marcelo Gallardo. Sus goles de todo tipo, especialmente los de tiro libre, acapararon la portada de los medios y consolidaron su ascendencia en el equipo, aprovechando el espacio dejado por el Pity Martínez. Nada hacía presagiar que en el momento de máxima plenitud terminara ocurriendo semejante desgracia. Un muestra más de que en el fútbol todo puede cambiar de un día para el otro de forma inesperada.

La distancia entre el futbolista y la máquina nunca se achica pese a los avances de la ciencia. Es cierto que con las nuevas tecnologías y los movimientos más mecanizados, a veces tendemos a confundirnos al ver progresos inexplicables y acciones más dignas de jugadores de videojuegos que de seres humanos; pero la biología y las lesiones, surgen en cualquier momento para volvernos a la realidad. Especialmente esos contratiempos prolongados, como la ruptura del LCA (Ligamento Cruzado Anterior), que sufrió Juanfer Quintero en esta semana.

Hasta finales de la década del 70 y comienzos de los 80, todo futbolista que se rompía el LCA era sometido a una cirugía intraarticular de reparación que requería de una artrotomía (o sea la apertura de la articulación a través de una incisión larga) con las complicaciones y alteraciones que esta acción conllevaba. Es cierto que en algunos casos, especialmente sobre el final del período, pudieron volver a jugar pero las secuelas eran muy graves para prolongar una carrera deportiva en el fútbol profesional. Con el paso del tiempo y fundamentalmente en este siglo, las posibilidades son otras y los futbolistas vuelven a jugar casi sin consecuencias importantes.

Con el hecho consumado, discutir sobre si la lesión de Quintero fue producto del choque con Figal en el epílogo del primer tiempo o si el desencadenante final fue la gambeta a los doce minutos de la segunda etapa, es profundizar sobre el hecho consumado. Por el contrario, buscar remontarse un poco más atrás, sobre los factores involucrados, es profundizar el análisis ¿Existieron también otros determinantes (físicos, psíquicos o sociales) que pudieran actuar como condicionantes? ¿Cuánto afecta el stress de un cierre de año para el infarto y un tiempo de descanso escaso por el rápido inicio del campeonato? ¿Cuánto afectan las cuestiones económicas de la renegociación de un nuevo contrato con una cláusula de rescisión a más de treinta millones? y ¿cuánto afecta en lo emocional la pérdida de un familiar cercano? (a Quintero se le murió el abuelo en estas semanas y tuvo que viajar a Colombia a despedirlo).

“Estamos ante un problema multifactorial producido por varias causas que se relacionan entre sí”, dijo hace unos meses en una entrevista el Dr. Ramón Cugat. Especialista en traumatología y pionero en España en la resolución de rupturas de LCA a través de artroscopia, estará en la Argentina en un par de semanas en el marco del megacongreso de “ciencias del deporte”, organizado por la Asociación Argentina de Traumatología del Deporte en Puerto Madero. En el LCA no hay que buscar un único motivo y hay que prepararse mucho en la prevención, porque la estadística marca que será cada vez algo más habitual.

“Injury prediction from 2001 to 2032 (UEFA STUDY)” es un trabajo escrito por Markus Walden y presentado en el Isokinetic Congress de Barcelona, en Mayo de 2017. Tomando los casos de ruptura de LCA registrados año a año durante lo que va del siglo y haciendo inferencia estadística, estima que para 2032 ocupará el 5% de lesiones, cuando actualmente su injerencia no llega a la mitad del proporcional.

Las lesiones, al igual que las enfermedades, no son fruto de una única causa y no son fortuitas. Por fuera hay un entorno con factores extrínsecos que predisponen y también hay otros aspectos propios del jugador, que terminan condicionando lo que pasa. Desde la cabeza y el entrenamiento hasta el terreno de juego o el tipo de calzado utilizado, existen infinidad de factores a ser considerados y la gran mayoría de los cuerpos médicos lo hacen; pero aún así, más tarde o más temprano, hay lesiones que son difícilmente evitables. La multicausalidad es un concepto que llegó hace varios años para quedarse y en los futbolistas, sometidos a múltiples tensiones, se vuelve ejemplificable.

Quintero ya salió del quirófano y tiene un largo camino de recuperación por delante. Afortunadamente, como futbolista de este siglo, otros lo han transcurrido antes que él y han vuelto a jugar sin contratiempos, entre ellos su amigo Radamel Falcao. El mundo del fútbol, junto al hincha de River y al pueblo colombiano, desea volverlo a ver jugar cuanto antes. Pero lo importante es que vuelva bien, no que vuelva antes: porque los tiempos biológicos no cambian.