viernes 29 de marzo del 2024
La crisis del Rojo

La crisis del Rojo

El club de Avellaneda enfrenta el peor síntoma de su crisis: los jugadores que todavía no se fueron, se quieren ir. El éxodo es imparable. Y del lado de los dirigentes no hay respuestas. Una situación terminal que augura un futuro impredecible.

¿Cuándo se jodió Independiente?

¿En mayo de 2019, cuando se fue Ariel Holan? ¿O dos años y medio antes, cuando llegó? Tal vez en el momento que firmó Sebastián Beccacece. O mucho antes, cuando Hugo Moyano ganó la elección. ¿Acaso habrá sido durante los seis años de Julio Comparada como presidente, o en los tres que duró Javier Cantero? Todo es debatible, por supuesto. Y ni siquiera hay una sola respuesta. Pero eso sí, algo es seguro: Independiente está jodido, muy jodido. Y no hay cuarentena que lo resguarde.

Hay un síntoma que es terminal. Y no tiene que ver sólo con la crisis económica. Balances en rojo tienen y tendrán todos los clubes. Deudas con el plantel, también. Un entrenador mal elegido o una incorporación que no rindió, están dentro de los planes. En Independiente ocurre todo eso, pero con un agregado determinante: los jugadores se quieren ir. Eso es letal. Cuando más de la mitad de los titulares deciden por propia voluntad abandonar el plantel, la situación ya es insostenible. El que suele decidir si un jugador sigue o no en un club, por lo general, es el entrenador. Bien, en Independiente ese tema pasa exclusivamente por los abogados.

Martín Campaña, Sánchez Miño y Silvio Romero les anunciaron a los dirigentes que no quieren seguir y están buscando clubes. Por Fabricio Bustos se escuchan ofertas. Y ya se habían ido Gastón Silva, Gonzalo Verón y Cecilio Domínguez. Todos titulares. Detalle no menor: Cecilio fue la compra más cara en la historia de Independiente, nada menos que 6 millones de dólares por el 75% del pase. Ahora están negociando con Boca para ver si lo meten en un plan canje por Iván Marcone.

La de Independiente es la crónica de una pandemia anunciada. Poco hicieron los dirigentes para evitar esta bomba que les estalló al técnico Lucas Pusineri y al flamante mánager Jorge Burruchaga. El Rojo se desangra gota a gota, jugador a jugador. Es un grande considerado población de riesgo, y no hay respirador que lo salve. Y pensar que hasta hace un tiempo, muchos soñaban con la vuelta del Kun Agüero.