jueves 28 de marzo del 2024

Una pelea que agrietó otra vez a la dirigencia

La fecha de reinicio del torneo evidenció la tensión entre AFA y Superliga. Por qué algunos dirigentes piden la disolución de la SAF.

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El enfrentamiento que tiene en vilo al fútbol argentino sumó otro capítulo de divisiones en las últimas horas. El motivo: la postergación o no del torneo local debido a que varios clubes adujeron estar en desventaja a partir de la cesión de sus futbolistas a la Selección Sub 23, que al cierre de esta edición debutaba en el Preolímpico de Colombia.

Sin embargo, la disputa de fondo tiene un alcance mucho mayor y asoma como el gran conflicto de 2020 a nivel político e institucional: ¿qué hay detrás de los embates de la AFA a la Superliga Argentina de Fútbol en los últimos días? ¿Por qué se empiezan a escuchar voces de dirigentes que piden el fin del doble comando y, por ende, la disolución de la SAF?

“Es una falta de respeto lo que hicieron con el calendario. Hay que perjudicar lo menos posible a los clubes”, disparó el miércoles Claudio Tapia, presidente de la entidad madre del fútbol argentino. Y lanzó la advertencia que apunta al corazón del asunto: “Los dirigentes deberán definir si la Superliga continúa o no”.

Menos de 24 horas después, los 24 clubes de Primera División participaron de una votación en la que se definió que el torneo regrese el próximo fin de semana, como estaba previsto. Fueron 15 instituciones que votaron por la postergación de las fechas 17 y 18 del torneo local, mientras que las nueve restantes apoyaron mantener la programación estipulada.

Sin embargo, como por estatuto se necesitan dos tercios de adhesiones, la postura de la entidad conducida por Mariano Elizondo prevaleció por un voto aun siendo minoritaria. La “compensación” hacia los clubes reclamantes se haría mediante la postergación de la fecha 18, que debe jugarse entre semana.

Enero caliente. El rumor surgió en los días posteriores a las PASO de agosto pasado: la SAF tendría los días contados en caso de que el macrismo perdiera las elecciones. Y aquello que circulaba entre paredes en la AFA se corporizó luego en la voz de Nicolás Russo.

El 6 de enero, el presidente de Lanús y diputado bonaerense por el massismo afirmó que Elizondo “no puede ser el presidente”, y que en su lugar debería haber “alguien vinculado a un club, que conozca las necesidades de los clubes y que tenga el poder político”. Y concluyó: “Si la Superliga no funciona bien, el fútbol de Primera tiene que volver a la AFA”.

En diálogo con PERFIL, Russo eligió calificar la votación del jueves como “un triunfo para el fútbol argentino, porque se logró un consenso y los clubes se expresaron”. Pero la mecha está encendida y corre rumbo a la detonación, sobre todo a partir del durísimo comunicado que la AFA emitió el 8 de enero, con la firma de Tapia. Allí acusó a la SAF de un “evidente desinteréspor la Selección y mencionó dos veces con nombre y apellido a Elizondo como responsable.

El mismo día, Boca tomó partido a través Jorge Ameal e inauguró así la era post Daniel Angelici en la vida política hacia fuera del club. “Estamos en contra del doble comando, no es serio”, arremetió el flamante presidente xeneize, lo que le valió además su primera desavenencia interna: Mario Pergolini, vice, sostiene que Boca debe fortalecerse en la Superliga.

“Todo esto fue inesperado para nosotros, porque lo referido al calendario siempre se le comunicó a la AFA, y esto había sido votado por unanimidad. Es un claro modus operandi desestabilizador”, cuenta un dirigente vinculado a la SAF.

Mano derecha de Marcelo Tinelli en Ideas del Sur, con amplia experiencia en los mercados internacionales de los derechos televisivos y experto en marketing, Elizondo desembarcó en la SAF en junio de 2017 con la misión de hacer del fútbol una industria lo más rentable posible. Su visión está por encima de los noventa minutos de un partido.

Le interesa el fútbol como producto, más allá de las aspiraciones e intereses de los clubes por separado. Siempre se jactó de volver previsibles los calendarios, justo lo que le cuestionan hoy. Hasta hace días mantenía una buena relación con Tapia. “Hablaban siempre y una vez por semana se veían”, precisa otra fuente.

Muchos dirigentes se refieren a Elizondo como “el CEO” y lo ven como un enemigo de la arena política en la que estaban acostumbrados a moverse desde los tiempos del grondonismo. De hecho, la organización de la Superliga está mayoritariamente integrada por dirigentes que no son los de mayor perfil político dentro de sus clubes. River –el primero en alzar la voz en contra de la postergación– y San Lorenzo –Tinelli ya anunció que reemplazará a Matías Lammens como vice de la SAF– encontraron allí el espacio que habían perdido en la estructura que diseñó Tapia.

Y varios clubes entre medianos y chicos vieron la oportunidad de hacerse fuertes. Argentinos Juniors (líder del torneo), Talleres, Atlético Tucumán y Defensa y Justicia son algunos ejemplos.

El Gobierno, mientras tanto, mira de costado. Alberto Fernández se encuentra alejado de Tapia, pero tampoco quiere a la Superliga. Pretende que el fútbol se regule solo. El escenario actual, está claro, no ayuda.

CV y agencia NA