Marcelo Tinelli está en una encrucijada. La gestión como tesorero de la AFA de su ladero y principal armador, Matías Lammens, le genera un dilema del que no sabe cómo salir: varios de los dirigentes que apoyaron y apoyan su candidatura a la presidencia del fútbol argentino, disconformes con lo que el titular de San Lorenzo está haciendo en Viamonte 1366, amenazan con recalcular sus adherencias. Las quejas llegan al oído del conductor televisivo, que por estos días hace malabares para contenerlos: los escucha y trata de despegarse de su socio –al menos en la retórica– para fidelizar votos.
Lammens llegó al edificio de la AFA con la intención de terminar con los viejos vicios en la dirigencia del fútbol argentino. Intenta reestructurar el sistema de pagos a los clubes, evitar la bicicleta financiera que representaba la entrega de cheques con plazos de cobro a 90 o 120 días, y promueve un plan de pago a diez años para que las instituciones salden la gigantesca deuda que mantienen con la AFA. Su arribo a la tesorería derivó, también, en que varios de los hombres históricos ligados a Julio Humberto Grondona abandonaran sus lugares. El despido del director general de Finanzas y Administración, Rubén Raposo, que se concretó esta semana, fue el primer paso. Pero promete más.
Estas nuevas formas que intenta instalar Lammens provocaron el fastidio de varios presidentes, más acostumbrados al trato que les dispensaba Grondona en el tugurio de su estación de servicio de Sarandí. Para Tinelli, la actual situación representa un laberinto: no puede ni quiere romper con su amigo y compañero de fórmula en San Lorenzo, pero tampoco está dispuesto a perder votos en vistas a las elecciones del 30 de junio.
“Lammens en gestión es el número uno, pero tal vez uno estaba habituado a dirigentes que te daban más de lo que te correspondía, que te daban una mano”, se sincera ante PERFIL el presidente de Temperley, Hernán Lewin. El caso de su club sirve para sintetizar la tensión entre el pasado y el presente: en 2015, Lewin había solicitado un adelanto financiero a Luis Segura para la construcción de la nueva tribuna del estadio, que entró en revisión cuando Lammens empezó a hacerse cargo de las cuentas de la AFA. Instituto de Córdoba, que en enero pidió la convocatoria de acreedores, es otro de los clubes que observan con cierto recelo la gestión de Lammens en la AFA. “Si Tinelli va a manejarse así, nosotros vamos a retirarle el apoyo”, amagó en varias charlas Ricardo Morellato, presidente del club cordobés, ahora con licencia por tiempo indeterminado.
Llamadas perdidas. Lammens fue uno de los temas calientes el miércoles por la noche, cuando un grupo de treinta directivos compartió un asado en el predio que Banfield tiene en Luis Guillón. Ahí, en el encuentro organizado por el presidente de ese club, Eduardo Spinosa, algunos hombres le endilgaron responsabilidad por las condiciones con las que Clarín había vuelto al negocio de la televisación del fútbol –Torneos se quedó con la transmisión de los partidos de la Primera B Nacional y la B Metropolitana, y Canal 13 con dos de los encuentros más importantes de la fecha de Primera– y porque aún no se cumplió aquella promesa de que los operativos de seguridad iban a estar costeados por el Estado. Sin embargo, muchos hicieron hincapié en que lo que más les fastidia es el trato que reciben. “No nos atiende ni el teléfono”, se quejaron. Estar al tanto de la economía de todos los clubes de la Argentina es un trabajo físicamente imposible.
“No nos sentimos representados por Lammens. Y vemos que hay problemas comunes de muchos clubes que no son resueltos por esta gestión”, dice a este diario el presidente de Atlético Tucumán, Mario Leito, uno de los que participaron de ese asado. “Lammens se acercó mucho a Angelici y se olvidó de todos. Hasta de Tinelli se olvidó”, considera el presidente de un club mediano que solicita anonimato.
Consultado por PERFIL, Lammens reconoce que su administración está generando reacciones entre algunos dirigentes que se sienten perjudicados. “Es porque conmigo se acabaron las prebendas de beneficiados y perjudicados. Se terminaron los privilegios y eso de los chequecitos que regalaba la AFA”, remarca. Y asegura que, pese a que esta premisa puede provocar algún contratiempo con algunos de los que bancan la candidatura de Tinelli a la presidencia de nuestro fútbol, lo mejor que podría sucederle al empresario de la tevé es encontrarse con una AFA encaminada desde lo económico y financiero. Para llegar a eso, Tinelli va a tener que salir de este laberinto.
Su guerra con Macri. “Quiero que me devuelvan lo que me quitaron”. Con esa frase, que repite cada vez que se acuerda de aquel insólito 3 de diciembre, Marcelo Tinelli grafica entre sus allegados cómo jugó el macrismo en los días previos a la fallida elección de la AFA. Los dirigentes que rodean al conductor televisivo aseguran que dos semanas antes de la votación, cuando todavía no se había realizado el ballottage que convertiría a Mauricio Macri en presidente de la Argentina, el espacio tinellista tenía al menos cuarenta votos a su favor. Pero que el lobby a favor de Luis Segura que hicieron varios funcionarios del actual gobierno forzó la paridad entre uno y otro candidato. El presidente de Boca, Daniel Angelici, operador del macrismo en la Justicia, había adelantado la postura días antes de la elección: “Boca no está en condiciones de acompañar la candidatura de Tinelli”, dijo. Por todo esto, los que rodean al conductor de la tevé no se sorprendieron cuando leyeron sus tuits contra Macri y la política económica de su gobierno. Su oposición empezó aquel día en el predio de Ezeiza.
Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil.