Son los últimos días del Mundial de Rusia 2018, el domingo en el Estadio Luzhniki de Moscú se enfrentarán Francia y Croacia para definir quién será el campeón. El equipo dirigido por Didier Deschamps disputará su tercera final en los últimos 20 años; mientras que Croacia, una nación de escasos cuatro millones de habitantes, accede a ese lugar de privilegio por primera vez en su historia, gracias a una generación de jugadores que han marcado una época: Modric, Rakitic, Mandzukic y Kovacic, entre otros.
En la previa, Francia es favorita. Primero por contar con un plantel más amplio y jerarquizado que su rival y, además, porque llega al partido decisivo en mejores condiciones físicas. Si tuviésemos que describir con dos palabras, la gesta de Croacia que lo llevó a la final, diríamos que ha sido resilientemente heroica. Al Mundial, llegó "por la ventana": con un victoria en el repechaje ante Grecia y un entrenador novato con menos de nueve meses en el cargo. Una vez dentro, fue pasando de ronda a costa de triunfos rutilantes como ante Argentina y otros más esforzados con definición por tiros del penal y goles milagrosos en el alargue.
“Creo que en este momento, los franceses están tomando una buena copa en sus habitaciones o en el bar del hotel, no están celebrando la victoria si no que el partido se defina con alargue y las 24 horas más que tienen para descansar” dijo José Mourinho en su rol de panelista de la televisión y sus palabras pueden sonar jocosas pero tienen asidero. “Lo que creo que es muy injusto, y entiendo que es porque la televisión pone mucho dinero sobre la mesa, es que en una final de una Copa del Mundo, no puede haber diferencia de descanso: ambos equipos deben jugar la semifinal el mismo día y tener la misma posibilidad de recuperarse”, remató como cierre.
Para llegar a la final, Francia y Croacia iniciaron la Copa del Mundo justo el mismo día (el 16 de junio) pero, en estos 27 días, los balcánicos jugaron siete partido en lugar de seis (por los 3 alargues de 30 minutos). Así, no hay estrategia de recuperación que pueda compensar tamaña diferencia de desgaste. En este escenario, uno se preguntaría cuánto pesará la edad y el descanso, al momento de una definición única, en el partido más importante que puede jugar un futbolista.
Croacia es la selección semifinalista de mayor promedio de edad (29.20 años). Es un equipo liderado por dos mediocampistas experimentados: Luka Modric (32 años) e Ivan Rakitic (30). El superhéroe goleador de la semifinal es un delantero de 32 años: Mario Mandzukic. Y gran parte del equipo titular ronda los treinta años: Subasic con 33, Lovren y Vida, los zagueros, con 29 años. Su rival es su antítesis.
Francia es un equipo joven. A tal punto que sus cuatro defensores titulares, donde generalmente hay jugadores de mayor edad, no superan los 25 años. La mayor parte de sus figuras están en fase de ascenso y no llegaron al pico de su carrera deportiva. El promedio de edad del equipo titular ha sido el más bajo de los cuatro semifinalistas: 25.81 años. El casi púber Kylian Mbappé, con apenas 19 años de edad, es el toque de distinción final.
Que dicen las estadísticas sobre el descanso como ventaja. En los últimos 30 años, sólo en seis competencias los semifinalistas jugaron en días sucesivos. Italia 1990 y las últimas cinco Copas Mundiales, desde 1998 a 2014: en cada uno de estos seis mundiales, un eventual finalista jugó el día posterior a la decisión de su oponente, aprovechando entonces un día más de descanso. Podría pensarse que sería una ventaja, pero no fue así: los que menos descansaron duplicaron en títulos a los que tuvieron más tiempo de recuperación. Alemania en el '90, Francia en el '98, Brasil en '02 y España en 2010, descansaron menos; mientras que cumplieron los previsto Italia, en 2006 y Alemania, en 2014.
Por lo tanto, pese a que puede ser un dato a tener en cuenta, no se lo puede considerar una verdad irrefutable. Hay otros factores a relevar como: el impacto de la distancia recorrida entre sedes, las lesiones previas y recientes de los futbolistas más importantes, la temperatura y el horario durante los juegos, la posibilidad de descansar en los horarios relevantes, la calidad de los rivales eliminados y el tipo de juego propuesto por ellos.
Por eso, todos cortaremos el almuerzo en familia del domingo para ver la final de la Copa del Mundo. Por eso es tan lindo este juego, donde las variantes son múltiples y nunca hay garantías de nada. Como patentó Panzeri hace muchos años, “el fútbol, es la dinámica de lo impensado” y Francia, de cara a la final, puede tener el plantel más descansado, con más jerarquía y juventud pero “el fútbol es fútbol” y enfrente está Croacia.