domingo 24 de noviembre del 2024

Una mancha más para la AFA

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La AFA lo volvió a hacer. En realidad, la orden de Julio Grondona se cumplió sin problemas, ya que apenas fueron tres los clubes que plantearon verbalmente su oposición. Ignorando la ley internacional, los dirigentes resolvieron habilitar al delantero Santiago Silva para que juegue el torneo Clausura 2012.

Silva fue adquirido por Boca tras una larga negociación con Fiorentina y se resolvió que debía disputar únicamente partidos por la Copa Libertadores, que tiene un calendario distinto a la competencia argentina y no estaba comprendida por la reglamentación de FIFA que impide que un futbolista juegue una temporada en tres equipos diferentes.

El gran atacante uruguayo inició su ciclo en Vélez, siguió sin éxito en el club violeta italiano y se incorporó a Boca con el conocimiento pleno de su propia situación. Esto es: no iba a poder ser el centrodelantero de Falcioni en el Clausura. Lo aceptó sin chistar, dada la disposición mundial.

La desafortunada lesión del juvenil Colazo le abrió la puerta a la dirigencia de Boca para poder reemplazarlo. Como fijan las leyes de AFA, el cuadro xeneize estaba habilitado para traer otro futbolista del ámbito local. Sin embargo, prefirió jugar la carta de Silva, sabiendo que iba a sacudir el avispero dirigencial y que iba a provocar el enojo justificado de sus colegas de Vélez, que no fueron autorizados para incorporar a un sustituto de Franco Razzotti, lesionado desde agosto y ausente hasta hoy por una prolongada dolencia.

Entonces, uno debería preguntarse ante la opinión pública: ¿Por qué Grondona autorizó a Silva cuando sabía que la reglamentación de FIFA lo prohibía? ¿La AFA le tuvo miedo al juicio civil y prefirió aceptar la violación reglamentaria? ¿Se le debía algún favor a Boca? ¿Vélez fue castigado porque se opuso a la reelección del mandamás de AFA?

Lo cierto es que nuevamente en se decide borrar con el codo lo que se escribió con la mano y Silva estará en el torneo Clausura. Está claro, también, que en realidad Silva iba a volver a jugar en el campeonato argentino durante el próximo Apertura 2012, pero para eso faltaban unos meses. Y que si cumplía la amenaza de acudir a la justicia civil, la AFA iba a ser obligada a aceptarlo como un futbolista más, más allá que Grondona haya dicho que no permitiría amparos fuera de la justicia deportiva y que el club que lo hiciese se expondría a una desafiliación.

Claro, es Boca. Mueve multitudes, es el actual campeón, tiene peso político indudable y una historia que lo sitúa como uno de los colosos del fútbol argentino. O sea que tiene privilegios, como no los tuvo Vélez a la hora de pedir un refuerzo por la lesión de Razzotti. Es decir que hay clubes que corren con ventaja a la hora de ciertas decisiones. Como sucede en otros ámbitos, como pasa en la vida de todos los días. En la Argentina y en otros lugares, porque no se debe ser el único país donde se pide que se acaben las ventajas para los poderosos en todos los ámbitos, menos en el fútbol. No se entiende bien por qué.

Eso sí: uno se siente un tonto porque se le ríen en la cara. En todo caso no termina de entender por qué sigue lamentándose de que las cosas sean de otra manera, cuando sabe que desde hace muchísimo tiempo todo se cocina al gusto de quien manda. El poder se ejerce de esa forma, discrecional, autoritaria, de acuerdo a su propia decisión. Una mancha más que no modifica el panorama desolador en cuanto a los manejos democráticos. Más allá de Silva y de Boca. Una pena, realmente.

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