El centrocampista ghanés del Pescara Sulley Muntari abandonó anticipadamente la cancha del Cagliari después de haber recibido gritos racistas proferidos por los aficionados del equipo sardo.
"Me han gritado desde el comienzo. En la primera parte, he visto niños en el pequeño grupo y me fui hacia los padres para regalarles mi camiseta y dar ejemplo. Pero (los gritos) continuaron con otro grupo en otra zona de la curva. He tratado de hablar con ellos, pero el árbitro me ha dicho que lo tenía que dejar", explicó el futbolista africano tras el partido.
"Ha sido entonces cuando me he enfadado. ¿Por qué en vez de parar el encuentro se la agarró conmigo? Los aficionados son responsables, pero el árbitro debería haber hecho otra cosa que acusarme. No soy una víctima, pero estoy convencido que si se detuviesen los partidos, este tipo de cosas no volverían a ocurrir", añadió.
Según las imágenes ofrecidas por las televisiones italianas, se ve a Muntari hablar con el árbitro, quejándose de la actitud de algunos hinchas locales.
El colegiado parece escuchar las protestas, pero le muestra una tarjeta amarilla, tras lo cual el jugador africano decide abandonar el terreno de juego repitiendo en diversas ocasiones "stop" y "basta".
Tras abandonar el terreno de juego, Muntari se dirigió a los aficionados y mostrando su brazo gritó: "Es mi color, es mi color".
Según el acta arbitral, publicado en la web de la Liga italiana, el jugador recibió una tarjeta roja en ese momento.
"Muntari escuchó gritos racistas y pidió que alguien interviniese. Creo que tenía razón e hizo bien abandonando la cancha", había explicado su entrenador en el Pescara Zdenek Zeman, después de perder el partido ante el Cagliari por 1-0.
Muntari, de 32 años y más de 80 veces internacional con Ghana, ha jugado la mayor parte de su carrera en Italia, sobre todo en el Milan y el Inter de Milán.
Fuente: AFP