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Hasta el momento Ángel Di María no venía haciendo un buen Mundial y otra vez era blanco de muchas críticas pero apareció en el momento oportuno cuando Argentina perdía con Francia y a cinco minutos para finalizar el primer tiempo, ni siquiera había pateado una vez al arco.
Hasta que Banega le dio un pase a Fideo, que no lo dudó, se acomodó para su mejor perfil y sacó un tremendo zapatazo que se clavó en el ángulo de Lloris y le devolvió la ilusión a la Selección. Visiblemente emocionado y mirando desafiante a la tribuna Di María hizo el gesto con sus manos de "tengo huevos" y hoy lo volvió a demostrar, pese a las lesiones y algunos malos rendimientos.
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