En esta época de modas efímeras de expansión rápida, el fútbol argentino tomó una costumbre que hasta hace poco le pertenecía casi exclusivamente a Boca y River: mirar hacia Colombia. En el actual mercado de pases ya fueron siete los jugadores de ese país que arribaron a la Superliga para llevar la cuenta a 19. Se puede decir que las canchas argentinas van a tener aroma a café. Clubes como Talleres, San Lorenzo, Rosario Central y Estudiantes sumaron a un jugador a la nueva moda.
Si hablamos de Colombia en estos lados es imposible no rememorar a Oscar Córdoba, Jorge Bermúdez y Mauricio Serna. Ese trío ganó todo con el Boca de Carlos Bianchi y sembró la unión de ese país con el xeneize, el equipo que hoy tiene la mayor cantidad de futbolistas cafeteros. Por ahora, y solo hasta que se confirme la salida de Wilmar Barrios –pretendido por varios clubes europeos–, Gustavo Alfaro cuenta con cuatro de ellos en su plantel. Además del volante central, están Frank Fabra, Sebastián Villa y el flamante refuerzo Jorman Campuzano, quien ocupó el espacio dejado por su compatriota Edwin Cardona.
En Boca ahora hay que tener en cuenta que su flamante entrenador es un gran conocedor del fútbol colombiano –comentó varias Copa América para Caracol TV– y que en el semestre pasado llevó al talentoso Andrés Roa a Huracán. Por eso no sorprende que haya ido a buscar a Campuzano para reemplazar la posible salida de Barrios. El exvolante de Atlético Nacional sería uno de los tres volantes que utilizaría Alfaro en este nuevo Boca.
Otro que sacó buen rédito de los colombianos de su plantel fue River. Con Juanfer Quintero como héroe de la final ante Boca y Rafael Santos Borré ya instalado en el funcionamiento del equipo, Marcelo Gallardo tiene ahora a un colombiano como una de sus prioridades, a pesar de las negativas del Junior de Barranquilla a las ofertas que River hizo por el mediocampista Luis Fernando Díaz. ¿Será el vigésimo en la lista? Se espera que el Millonario haga una tercera oferta por el hombre que vendría a tapar la salida del Pity Martínez.
En este mercado de pases, el otro grande que se sumó a la lista fue San Lorenzo. Con la llegada de Jorge Almirón al final del semestre pasado, el Ciclón apuntó al ex club de su actual entrenador. Porque de Atlético Nacional se trajo al volante Raúl Loaiza y al delantero Gustavo Torres. Además, desde Medellín aterrizó Fernando Monetti, quien se perfila para ser el arquero titular de este semestre. El factor Christian Bragarnik sobrevuela estos pases, como tantos otros. El representante más poderoso del momento aterrizó hace tiempo en Medellín y en la Liga Águila.
El mercado colombiano dentro del fútbol argentino se expandió por toda la Argentina. Otro equipo que sumó dos jugadores de ese país fue Talleres. La T metió una bomba en el mercado quedándose con el goleador Dayro Moreno, quien había rescindido el contrato con Atlético Nacional antes de fin de año por indisciplina. El 9 del equipo cordobés es uno de los pases del verano ya que trae su jerarquía luego de pasar por Millonarios, Junior, Once Caldas, el Steaua Bucarest rumano, Atlético Paranaense y el Tijuana mexicano. Además de Dayro, a Córdoba llegó otro colombiano que es claramente un refuerzo y no una incorporación. Es que Belgrano arregló con Mauricio Cuero, el delantero que supo brillar en Banfield y que no tuvo tanta suerte en su paso por sus posteriores equipos.
Otra joya del fútbol cafetero que mudó su talento para la Superliga fue el enganche del Junior de Barranquilla, Jarlan Barrera. El hombre que se vio envuelto en un problema por haber firmado dos contratos a la vez (ya lo había hecho con el Tigres mexicano) fue una de las exigencias expresas que le hizo el Patón Bauza a los dirigentes de Rosario Central para encarar un semestre con Copa Libertadores y Supercopa Argentina. En su presentación con la camiseta canalla, Barrera explicó lo que les atrae a los colombianos del fútbol argentino, más allá del nivel de la Superliga: “Sin dudas que la pasión que hay acá es especial. Me han dicho que éste es el loquero más lindo del mundo y la gente me lo demuestra cada día”. Sin dudas, Rosario también colaboró en entusiasmar a Barrera: en esa ciudad, la “locura” está condensada como en ninguna otra ciudad de la Argentina.
Nombres conocidos. Nombres probados. Apuestas. En esta ventana veraniega del mercado de pases hubo una moda que parece haber llegado para quedarse. El fútbol colombiano se convirtió en una buena fuente de materia prima para una Superliga que sufre la ida de sus jóvenes promesas y que no puede aguantar económicamente a sus jugadores más destacados. Porque con los ejemplos de los cracks que se convirtieron en piezas claves de Boca y River, decir Colombia en esta parte del mundo es sinónimo de confianza.
(*) Esta nota fue publicada en el Diario PERFIL.