El lunes pasado, la futbolista Macarena Sánchez publicó un comunicado en el que dio cuenta de la acción legal que presentó contra el club UAI Urquiza, al que intimó a que reconociera una relación laboral oculta, luego de haber sido desvinculada a mitad de temporada sin posibilidad de jugar en otro equipo por los próximos seis meses. Esto sienta un precedente y pone luz sobre una práctica común en el fútbol femenino que nunca había sido denunciada: un falso amateurismo donde los clubes le consiguen un empleo a una jugadora y le pagan por eso y no por su trabajo como futbolista. "Nos exigen como profesionales y nos tratan como amateurs. Cumplimos horarios y no recibimos salario ni obra social", explica Macarena.
La primera consecuencia llegó el mismo lunes: Ricardo Pinela, presidente de la Comisión de Fútbol Femenino de AFA, renunció por supuestas diferencias con el proyecto que la AFA tiene pensado para la disciplina en este año. Resulta llamativo porque Pinela, también vicepresidente de UAI, asumió con la llegada de Chiqui Tapia a la AFA, en 2017. Desde que AFA se hizo cargo del fútbol femenino en el país, en 1991, su destino siempre fue dirigido por un varón. Salvador Stumbo lo manejó durante los largos años de grondonismo y, previamente, el propio Grondona estuvo en ese cargo. Nunca hubo una mujer en el máximo puesto de decisión.
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En el comunicado, Macarena también pidió el cumplimiento de un compromiso que AFA asumió con la FIFA en materia de igualdad de género. En su estrategia para el fútbol femenino, la FIFA anunció que una de las líneas de acción es justamente aumentar la cantidad de mujeres en puestos directivos. Quizás haya llegado la hora de que una mujer presida el fútbol femenino de AFA. "Desde Pioneras postulamos a Mabel Salinas porque trabaja a la sombra desde hace 20 años y creemos que, con el avance del feminismo, el fútbol femenino tiene que ser manejado por una mujer. Mabel sabe bien qué le hace falta. Porque tampoco queremos que al profesionalizarlo pase lo mismo que con los varones y que un jugador cobre millones y un compañero suyo no llegue a fin de mes. No queremos copiar los sueldos de estrellas", dice Lucila Sandoval, presidenta de la organización Pioneras del fútbol argentino que reúne a las primeras generaciones de jugadoras de nuestro país.
Otro de los puntos de la estrategia de FIFA para el crecimiento mundial del fútbol femenino es aumentar su exposición. Para eso espera que el Mundial de Francia marque un antes y un después. Allí, Argentina debutará contra Japón, el primer país en profesionalizar su fútbol femenino; luego jugará con Inglaterra, sede del primer partido de fútbol de mujeres del que hay registros oficiales y que recién está alcanzando el 100% de profesionalización este año; y por último enfrentará a Escocia, donde el fútbol aún es amateur.
En una Argentina con un movimiento de mujeres cada vez más fuerte, el Mundial posiblemente signifique un hito para la visibilización de la situación de nuestras futbolistas. Servirá, también, para que cobre aún mayor resonancia el debate sobre la profesionalización del fútbol femenino que se abrió tras la denuncia de Macarena.
"Este es el momento. La revolución feminista nos llevó a cuidarnos la una a la otra aunque no nos conozcamos y eso se refleja en la lucha en los distintos ámbitos donde no hay igualdad de género. Esta no es solo la voz de las que jugamos al fútbol sino de todas las que están apoyando", dice Camila Gómez Ares, jugadora de Boca. "Estaría bueno que los jugadores varones luchen con nosotras", agrega.
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En el comunicado, Macarena trazó un paralelismo con la situación de los futbolistas argentinos de principios de la década del 30 que sufrían lo que en ese entonces se llamó “marronismo”, la misma práctica encubierta que denuncia Sánchez. Fue por esos tiempos que se profesionalizó el fútbol de varones, aunque el historiador Julio Frydenberg explicó en su libro Historia Social del Fútbol que no puede determinarse que haya sido consecuencia directa del reclamo de los futbolistas que exigían el “pase libre” para irse de un club a otro. La profesionalización –dijo Frydenberg– llegó como una propuesta del intendente de Buenos Aires a los dirigentes. Si bien es un antecedente interesante, lo que se generó con la denuncia de Macarena es totalmente revolucionario porque el pedido de profesionalización nace de una futbolista que siente que sus derechos como trabajadora están siendo vulnerados y que exige que esto se modifique.
Al día de hoy, ni UAI Urquiza ni la AFA se pronunciaron públicamente. En el plano legal, el club tampoco dio respuestas. "Rechazaron el telegrama que enviamos. Este silencio es una postura clara. Si no hay respuestas, continuaremos con el procedimiento legal y buscaremos la conciliación obligatoria", explica Melisa García, una de las abogadas de Macarena.
En estos días, el caso tuvo una gran repercusión en las redes y Macarena fue apoyada por colegas argentinas y de otros países. El hashtag #FútbolFemeninoProfesional se convirtió en un espacio donde distintas jugadoras contaron los padecimientos que sufrieron a lo largo de sus carreras y reforzaron la necesidad de que el fútbol femenino en Argentina se profesionalice. Pareciera que estamos ante el ocaso de una estructura antigua y el nacimiento de una nueva lógica, impulsada por la rebelión de una futbolista. "Me gustaría que cambiara sin la necesidad de esta demanda y sin pasar por lo que estoy pasando. Pero si sirve para el bien de todas las jugadoras, bienvenido sea", dice Macarena.
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Ahora es el momento de las mujeres. Lo que pasó con Maca fue muy injusto porque aunque le des de buena fe un departamento, un trabajo y una beca a una jugadora, si después la dejás en libertad de acción a mitad de torneo, salvo que haya tenido un problema disciplinario, no está bien. Ahora se queda sin poder jugar durante medio año y la verdad que es llamativo porque hay casos de jugadoras que cambiaron de club ahora y van a jugar en otro equipo en la misma temporada, algo que, por lo que yo tengo entendido, el reglamento prohíbe.
A mí me sorprendió mucho la renuncia de Ricardo Pinela porque ya estábamos con las reuniones para el reinicio del torneo. Se lo apoyó mucho para que estuviera en el cambio de gestión de AFA. El trabajó por la visibilización y la televisación del fútbol femenino y tenía mucha confianza con Claudio Chiqui Tapia. Entonces que dijera que renuncia por los cambios estructurales, siendo que esos cambios venían de su mano, me llamó la atención.
Pinela decía que el fútbol femenino en Argentina necesita por lo menos cinco años para llegar a ser profesional. Yo, en cierta medida, estoy de acuerdo con eso. No todo se logra de un día para el otro. A veces en este país queremos todo enseguida, pero esto lleva trabajo porque implica tener que cambiarle la cabeza a los clubes y que tengan en claro la importancia del fútbol femenino. También hay que incorporar dirigentes nuevos y conseguir sponsors que ayuden desde lo económico.
Siento que ahora es el momento de las mujeres. Podemos hacernos cargo de conducir el fútbol femenino. Todo está cambiando, como la sociedad también lo está haciendo. Si llega a ser un hombre, lo único que pedimos es que no sea un paracaidista que no sepa del tema. Tiene que asumir alguien que esté preparado y hay que apoyar a quien se haga cargo porque no podemos dejar caer algo que nos llevó tanto tiempo construir.
*Mabel Salinas. Delegada y coordinadora del fútbol femenino del Club Atlético Huracán. Fue secretaria de relaciones institucionales de la Comisión de Fútbol Femenino de AFA de 2002 a 2007 y secretaria general de la comisión de 2007 a 2017.
(*) Esta nota fue publicada en el Diario PERFIL.