Después de un éxito tan resonante, viene una lógica relajación. Y mucho más si en el medio los jugadores de River casi no tuvieron vacaciones y después salieron a jugar tras una pretemporada atípica por su corta duración. Pero más allá del mensaje de Marcelo Gallardo a los hinchas pidiendo tranquilidad, ni el más pesimista podía vaticinar un comienzo de 2019 tan flojo para el campeón de América.
Para situar el mal momento, la última vez que River perdió tres partidos consecutivos en el Monumental fue en 1982. Claro que esta actualidad tiene varios atenuantes que permite a los fanáticos ser pacientes con el equipo y optimistas con revertir la historia. "Vamos a tener que buscar una nueva novia que nos enamore", declaró el Muñeco luego de perder ante Unión hace unos días y, pese a jugar con mayoría de suplentes, el domingo ante Patronato volvió a quedar en evidencia que está lejos de encontrarla.
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Desde su asunción a mediados de 2014, River siempre mostró su mejor versión en los partidos de eliminación directa como en las torneos internacionales o en la Copa Argentina. El inicio de 2018 también estuvo muy lejos del deseado pero el plantel encontró esa novia que no tiene ahora en la Supercopa ante Boca en Mendoza y a partir de ahí, el equipo cambió su fisonomía y su mentalidad.
Sin ese objetivo a corto plazo con ese partido que le quite el sueño a todos, River parece vivir un momento de transición en plena competencia y con un plantel que se redujo en cantidad y calidad con respecto al del año pasado. Ya sin chances en la Superliga, esta seguidilla de partidos le servirán a Gallardo para empezar a encontrar el funcionamiento para el inicio de la Copa Libertadores, y llegar de mejor manera a la novedosa Copa de la Liga y a la Recopa, instancias donde el equipo sí suele responder.
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Mientras tanto, el Muñeco ya avisó que apelará a la rotación para no fundir a los jugadores y en esos movimientos tendrán cada vez más lugar los juveniles surgidos de las inferiores del club que tantas veces le dieron alegrías y en el último tiempo les cuesta más asentarse en el primer equipo salvo contadas excepciones como Exequiel Palacios y Gonzalo Montiel.
Gallardo tiene espalda suficiente para soportar esta racha negativa pero River necesita cuanto antes salir de esta resaca que le dejó el título más importante de su historia. Porque alguna vez salió campeón de la mano de Simeone, y al torneo siguiente terminó último. Un club tan grande no puede darse estos lujos.