jueves 18 de abril del 2024

Caruso, el "salvador" que busca otra hazaña

El excéntrico DT que suma ascensos, descensos y salvaciones épicas arribó a San Martín de Tucumán para otra "misión imposible". ¿Lo logrará?

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Le quedan cinco fechas a San Martín de Tucumán para intentar mantener la categoría por la que tanto luchó y donde nunca pudo estabilizarse. Habitante permanente de los viejos torneos nacionales que se jugaron entre 1967 y 1985, jamás pudo permanecer más de una temporada consecutiva tras llegar a Primera en 1988, 1992 y 2008.

Hoy, cuando parecería que “la historia vuelve a repetirse” la dirigencia encabezada por Raúl Sagra decidió que “la muñequita dulce y rubia” como marca aquel tango entrañable sea el inefable Ricardo Caruso Lombardi. Quizá sea el hombre indicado para producir la proeza de superar a cuatro equipos en la tabla de los promedios, una injusticia que la AFA se decidió a quitar en las categorías de ascenso desde el próximo año futbolero pero ni por asomo se les ocurre de sacarlos en Primera, no sea cosa que un poderoso tenga que bajar a la B Nacional, Dios no lo permita.

San Martín tiene 18 puntos trabajosamente cosechados en 20 fechas. Lanús, Boca y San Lorenzo visitarán la mítica Ciudadela de San Miguel y afuera tendrá que ir hasta Huracán y la cancha donde haga de local Estudiantes de La Plata. Son 15 unidades, cada una de ellas tan valiosas como el agua en el desierto. Con cuatro victorias y un empate (13 sobre 15) mantiene la categoría. Y quien tiene que provocar el milagro es Caruso Lombardi.

El hombre dejó el fútbol activo (donde era un incansable mediocampista defensivo) y se asomó a la tarea de entrenador a comienzos de los años noventa en Defensores de Belgrano, el club donde había decidido retirarse con los pantalones cortos. En 1995/96 tuvo su primer éxito al ganar el torneo de la Primera B Metropolitana con Sportivo Italiano, donde había jugado en dos etapas. El 25 de mayo de 1996 empató en la cancha de Racing con Almagro y logró el ascenso. En el reducido por subir a la A, le dio un susto al Talleres cordobés, pero cayó por la mínima.

Arrancó mal en la nueva divisonal, porque no pudo salvar a Temperley del descenso a la B Metropolitana durante los últimos meses de 1996. Contratado por Estudiantes de Buenos Aires para la misma B Nacional, logró frenar el retroceso del cuadro de Caseros y llevarlo a la rueda final por el ascenso a Primera. Llegaron dos malas: no pudo mantener la división con Italiano en 1998 y volvió al Pincha para 1999, alejándose cuando el descenso era inevitable.

El ciclo del ascenso lo mantuvo en la B Nacional: Platense en 2000, El Porvenir en 2001/02 con destacada actuación del cuadro de Gerli y continuó en All Boys, aunque el cuadro de Floresta llegó bajo su guía hasta la Promoción para ascender y fue frenado por el propio El Porvenir. El gran cambio en su carrera arrancó en Tigre.

Caruso armó su plantel pacientemente y fue la base del grupo que mostró su jerarquía durante varias temporadas. Ganó de punta a punta el torneo de la B Metropolitana de 2004/05 en sus dos torneos cortos. Ascendió a la B Nacional y sumó 55 puntos en su primera experiencia con el Matador. Dirigió el Apertura 2006 y se alejó para llegar a Argentinos Juniors unos meses después. Consiguió el objetivo durante el Clausura 2007: el Bicho se quedó en Primera con Caruso al comando del equipo.

Reemplazó a Pablo Marini en Newell’s y armó un cuadro sólido que no tuvo sobresaltos y se fue para la temporada 2008/09 a Racing, donde se lo buscó para que le diera estabilidad a un club tradicionalmente inestable y con problemas de promedio. Tomó la Academia tras un pálido Apertura 2008 y tres caídas seguidas en el inicio del Clausura 2009: su equipo mejoró muchísimo y terminó con ocho victorias, seis empates y dos caídas. Siguió allí, pero el mal arranque lo eyectó del club donde se había reunido con el presidente Néstor Kirchner, antes del festejado 3-0 a Boca.

La fama de recuperador de clubes angustiados, en el borde del descenso, comenzó a ser su base para conseguir nuevos trabajos: pasó nuevamente por Tigre con suerte diversa, hizo un campañón con Quilmes para mantenerlo en la A: el Cervecero pasó de condenado a ser la revelación pero en la última fecha no pudo con Olimpo y descendió. Caruso persistió, se quedó y modeló la obra que culminó con el regreso a Primera, tarea que terminó felizmente Omar De Felippe, quien tomó el mando a once fechas del final.

El 2 de abril de 2012 había dirigido la goleada quilmeña por 4-1 sobre Aldosivi y una semana después asumía en San Lorenzo, tentado por el ofrecimiento y lo que significaría mantener al Ciclón en Primera. Pudo hacerlo pero tuvo que pasar por el sufrimiento de la Promoción ante Instituto, a quien derrotó en Córdoba y festejó en Boedo. El equipo no rindió en el inicio del torneo 2012/13 y partió raudamente hacia Argentinos para renovar su vínculo en Quilmes, hasta que pateó el tablero y fichó en Tristán Suárez con el objetivo de poner al equipo de la familia Granados en la Primera B Nacional.

Tercero en la tabla, le quedó buscar el último ascenso: eliminó a Deportivo Morón, luego a Acassuso y en la final contra Villa Dálmine saboreó el festejo cuando se impuso 1-0 al cuadro violeta en Campana con gol de Facundo Diz. Increíblemente se le escapó todo cuando cayó 2-0 en su casa ante el rival directo y no consiguió el objetivo que parecía más fácil de lo que fue.

Pasó por Arsenal de Sarandí en 2015 reemplazando a Martín Palermo y al año siguiente lo llamaron de Sarmiento de Junín, con el mismo objetivo de hoy: dejar al verde en Primera, a falta de diez partidos: lo hizo. El gol que convirtió Renzo Spinaci en el último minuto ante Olimpo en Bahía Blanca, sirvió para el triunfo por 1-0 y la salvación para todo Junín, que festejó hasta donde pudo. Caruso ídolo, Caruso salvador.

Ya catalogado como “apagador de incendios” fue el recambio de Eduardo Domínguez en Huracán y llegó contra la opinión mayoritaria de los hinchas. Una única victoria en el debut ante Atlético Tucumán fue el saldo de siete partidos y el presuroso alejamiento tras caer 3-1 contra Colón en el Tomás Ducó. Inició el nuevo ciclo en Tigre después de Troglio y Sava, que no acertaron con sus esfuerzos. Se mantuvo por 15 jornadas y de nuevo se alejó.

Hoy tiene su nuevo desafío. Suma ascensos, descensos y salvaciones épicas. Patentó un modo de transmitir su pasión, sus conocimientos, sus exageraciones y sus ocurrencias. Tucumán espera su mejor versión, en un contexto dificilísimo. Caruso es así: el desafío lo motiva. Se verá.