martes 19 de marzo del 2024

Finales de la NBA: sin lugar para los débiles

El 30 de mayo comenzarán las series decisivas en la mejor liga de básquet del mundo. Golden State espera por Milwaukee Bucks o Toronto Raptors.

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Quienes nunca han visto jugar a Boston Celtics en los años 60, a Denver Nuggets y Los Ángeles Lakers en los 80, y a Phoenix Suns y Dallas Mavericks en los 2000, pueden pensar que el básquetbol de ritmo trepidante fue descubierto hace pocos años. Lo que ocurre hoy es que en este juego es necesario tener ritmo para ser exitoso pero, además, defender bien y tirar triples a mansalva. Como ejemplo de esta tendencia podemos escoger o a los Golden State Warriors de Steve Kerr o a los Milwaukee Bucks de Mike Budenholzer. Y tal vez ellos jugarán las finales, para las que el equipo de Stephen Curry, Kevin Durant y Draymond Green ya ha clasificado.

Pero ¿qué ha pasado en estos playoffs de la NBA, por qué Golden State estará de nuevo en el podio y quién podría desafiarlo más?

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Historia y revolución. Para el actual bicampeón, todo resulta más fácil de la mano de Kerr, un hombre que jamás prepotea a sus dirigidos, que parece inventar soluciones ofensivas con la misma facilidad con que respira, que asfixia a sus rivales defensivamente antes de demolerlos a velocidad y que tiene el talento de Guardiola sin su neurosis y el genio de Popovich y de Phil Jackson, sin el mal carácter del primero, ni el ego del segundo. Así lo reconocen sus principales jugadores, atletas extraordinarios que lo admiran y a los que Kerr maneja con una virtud tan importante para un entrenador como el conocimiento técnico-táctico: la inteligencia emocional.

Claro: cuando decimos “extraordinarios” queremos decir exactamente eso. Pasarán muchas décadas para repetir un plantel en que convivan maestros defensivos como Klay Thompson, Kevin Durant, Draymond Green y Andre Iguodala con tiradores de la clase de Thompson, Durant y Curry y con figuras de reparto como Kevon Looney, a las que Kerr les saca un provecho inusitado, pues se integran al conjunto en armonía, hacen un poco de todo y aparecen cuando más se las necesita.

Ese modelo virtuoso -aún con las lesiones de Durant y de DeMarcus Cousins- ha aparecido en estos playoffs de tal forma que los Warriors disputarán la primera de las finales de la mejor liga del mundo habiendo descansado nueve días. Con una curiosidad: esta será su quinta final consecutiva.

La última vez que pasó eso fue cuando el emblema de Boston era un tal Bill Russell, el hombre más ganador en la historia de los deportes colectivos con dos campeonatos universitarios, una medalla de oro como capitán de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de 1956, cinco premios al jugador más valioso de la NBA y un total de once títulos, es decir cinco más que Michael Jordan.

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La incógnita. Mientras Golden State descansa, los Toronto Raptors intentan sorprender a los Milwaukee Bucks, que ganaban 2 a 0 y van perdiendo 3 a 2 una serie que continuará este sábado 25. Los canadienses cuentan con un entrenador disruptivo y con un personal interesante donde brilla una superestrella silenciosa y excepcional en los dos costados de la cancha: Kawhi Leonard, ex compañero de Manu Ginóbili en San Antonio.

En tanto, los segundos cuentan con el excelente técnico Mike Budenholzer y con un plantel más versátil y profundo donde mete triples hasta un pívot de 2,13 metros y en el que el liderazgo recae en Giannis Antetokounmpo, un torbellino griego con una potencia física, una capacidad atlética y una calidad para pasar la pelota inusuales. La mesa está servida: no hay lugar para los débiles.

(*) Esta nota fue publicada en el Diario PERFIL.