La noche terminó alegre para Independiente, que tuvo un partido más complicado de lo esperado ante Independiente del Valle por los cuartos de final de la Copa Sudamericana pero que gracias a los goles de Silvio Romero dio vuelta al marcador y viajará a Ecuador con ventaja, pero más allá de esto Pablo Pérez estaba enojado y se la agarró con los médicos de Conmebol a quienes llamó corruptos cuando fue a realizarse el control antidoping y esa actitud podría costarle una sanción del Comité Ética.
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La actitud del futbolista del Rojo quedó señalada en el informe del árbitro peruano Diego Haro como “falta de predisposición para el análisis antidoping”. Aconsejado por los dirigentes del club de Avellaneda cuando la noticia empezó a circular en las redes sociales a través del periodista Martín Liberman, Pérez regresó al consultorio para pedir disculpas con la intención de evitar una posible sanción de oficio.
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Apenas terminó el partido que Independiente ganó 2-1 en Avellaneda, un hombre de Conmebol ingresó al campo de juego para acompañarlo al control pero primero Pablo Pérez lo hizo esperar en el vestuario local y después se despachó con esa dura acusación que aunque no trascendieron los motivos parece estar relacionado con lo que sucedió en la final de la Copa Libertadores 2018 entre River y Boca en el Monumental cuando fue agredido por hinchas locales pero su herida en un ojo fue puesta en duda.
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