martes 30 de abril del 2024
Fórmula 1

Un amigo de Michael Schumacher recordó divertidas anécdotas con el piloto y fue tajante respecto a su salud: “Es un caso sin esperanza”

Roger Bernoit, periodista e intimo amigo del corredor alemán reveló algunos momentos que compartió con él y también fue crudo al hablar del estado del heptacampeón de la Fórmula 1.

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En tres meses se cumplirá una década del trágico accidente que protagonizó Michael Schumacher en los Alpes franceses donde sufrió un duro golpe en la cabeza que le generó una seria lesión cerebral por la cual estuvo en estado de coma por un tiempo prolongado.

Tras su accidente en diciembre de 2013, al año siguiente el heptacampeón de la Fórmula 1 fue operado en dos ocasiones logrando que despierte luego de estar seis meses en estado de coma. Ya en septiembre de 2014 el piloto alemán fue trasladado a su hogar suizo ubicado a orillas del Lago Lemán de Ginebra.

Desde su entorno, en el momento que más exposición tuvo Schumacher, aseguraron una evolución: "Michael ha dejado el hospital universitario de Grenoble para continuar con su larga fase de rehabilitación. Ya no está en coma”.

Ahora bien, la evolución de la situación del ex piloto de Ferrari siempre estuvo sujeto a mucha discreción por decisión de su esposa Corina y su agente de prensa Sabine Khem optando por una absoluta privacidad sobre el caso.

Esa ilusión que despertó el traslado del piloto alemán a su hogar tras el accidente fue apagada por Roger Bernoit, periodista e íntimo amigo de Schumacher en diálogo con el periódico suizo Blick, que aseguró, si bien desconoce su estado actual, que lo de “Schumi es un caso sin esperanza”, replicando las palabras de su hijo Mick.

“Sólo hay una respuesta a esa pregunta y es la que dio su hijo: ‘Daría cualquier cosa por hablar con papá’. Esta frase dice todo sobre cómo le ha ido a su padre durante más de 3.500 días. Un caso sin esperanza”, manifestó el periodista.

Schumacher y las apuestas 

Sumado a eso, Bernoit le depositó una cuota de humor y amor al recordar al siete veces campeón del mundo en la máxima categoría del automovilismo relatando algunas anécdotas que compartieron durante su trayectoria como corredor.

Demostrando que tenían un vínculo especial, alejado de lo que era Michael dentro de su monoplaza, Bernoit se refirió a cómo disfrutaban pasar tiempo juntos después de las carreras. “Después de las carreras, el restaurador de Fórmula 1 Karl-Heinz Zimmermann, Schumacher y yo nos sentábamos en la autocaravana de Bernie, fumábamos un puro y bebíamos una cerveza”.

“Jugábamos regularmente entre nosotros, en el jardín o en la autocaravana. Principalmente por diversión, pero después fueron cerca de 10 marcos alemanes. Digámoslo de esta manera: como jugador de backgammon no era tan bueno como piloto de carreras”, comentó respecto al juego que se asimila a las Damas.

En esa misma línea hizo referencia al círculo de apuestas que protagonizaban tanto él, Schumacher y otros personajes del ambiente asegurando que era una manera de hacer más ameno el día a día entre tanta presión por la competencia.

“Solíamos apostar en qué vuelta se retiraría el piloto de McLaren, Mika Hakkinen. Pero luego sufrió un grave accidente en Adelaida 1995. Estaba claro que necesitábamos una nueva apuesta en el paddock. Ahí apareció Schumi. Había que adivinar en qué puesto acabaría, al principio la apuesta era de 10 marcos alemanes, luego de 10 euros”.

Continuando con anécdotas de las apuestas que realizaban en el paddock, Bernoit recordó dos casos inolvidables, uno con Jean Todt, jefe del equipo Ferrari y otro con Bernie Ecclestone, otro piloto de la parrilla en Argentina cuando en ese entonces el país formaba parte del calendario de la Fórmula 1.

“Bernie Ecclestone siempre hacía tres o cuatro apuestas diferentes para aumentar sus posibilidades de ganar. Una vez ganó 3.500 dólares en Argentina. Luego entró en la sala de prensa con el dinero, se sentó en la mesa del frente y felizmente lo contó frente a la multitud de medios”, recordó.

“En cuanto a Todt, era el jefe de Schumi, pero siempre le dio el segundo lugar. Una vez me lo explicó: ‘Si Schumi queda segundo, ganaré algo, y si él gana, seré feliz de todos modos’. Después de unos años vino a verme y me dijo que ya no podía hacerlo más. Los medios italianos se enteraron y titularon: ‘Todt siempre apuesta contra Schumi’”, añadió.

Su encontronazo con el campeón alemán

A pesar de recordar lindos momentos junto al ex piloto de la escudería italiana, Bernoit también aseguró que tuvieron un cortocircuito en su relación generando un tiempo sin que se dirigieran la palabra.

“Ambos solíamos ser tercos. No me gustaron algunas cosas y eso es lo que escribí. También eché una mirada crítica a su regreso a Mercedes en 2010. Los resultados me dieron la razón, sólo subió al podio una vez cada tres años y luego fue reemplazado por Lewis Hamilton. Fue un final triste y trágico para una superestrella así”.

Su reconciliación en el momento justo

Tras un año distanciados, el íntimo amigo del piloto alemán revivió el momento en el que la relación volvió a su lugar donde las apuestas también tuvieron su reaparición.

“Había un pequeño sendero al lado del gran paddock detrás de los boxes. Si los conductores querían avanzar discretamente y rápidamente, lo utilizaban. Siempre estaba en mi silla en Sauber fumando un cigarro. De repente vi venir al señor Schumacher. Se acercó cada vez más, pasó a mi lado, pero a los dos metros se detuvo, volvió, me dio una palmada en la rodilla y dijo: ‘Olvidemos todo lo que fue. Vamos a empezar de nuevo’. Di otra calada a mi cigarro y luego dije: ‘Está bien’. Desde entonces hemos vuelto a hablarnos”.

Una vez reestructurada la relación entre ambos, Bernoit recordó una de las últimas apuestas que hicieron previo al duro accidente que protagonizó Schumacher.

“En un momento se me acercó y me dijo: ‘¡Estás engordando! Ya debes pesar 90 kilos’. Le respondí: ‘¿Estás loco? Hay 84 buenos’. Pero no se quedó así y se encargó de que yo tuviera que subirme a una báscula en boxes. La balanza mostró 86,8 kilos, pero con camisa y pantalón. Me prometió la cena si bajaba a los 80 kilos. Finalmente lo cumplí, Schumi quedó impresionado y me prometió la cena”, comentó.

De inmediato tras la pregunta en su diálogo con el medio suizo sobre qué le diría a Mick se recuperara físicamente, Bernoit tomó como respuesta la anterior anécdota: “Le recordaría que me debe una cena”, bromeó.

En esa misma añadió: “Probablemente me deberá esta redención para siempre. Pero todavía le estoy agradecido porque sin él no habría perdido peso. Por cierto, esta mañana me subí a la balanza. ¡80,8! Schumi estaría orgulloso de mí”.

JP

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