sábado 27 de abril del 2024
Deporte adaptado

Un gran paso en la inclusión: el básquet para ciegos fue aprobado como deporte federado

La Federación Argentina de Deportes para Ciegos (Fadec) aprobó la inclusión del básquetbol adaptado y ahora será un deporte federado.

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El básquet adaptado, que practican las personas no videntes y disminuidos visuales, fue incorporado como deporte federado, según lo aprobó la Federación Argentina de Deportes para Ciegos (Fadec).

“Nos complace comunicarle que su propuesta de incorporar el básquetbol adaptado a nuestra Federación ha sido aprobada por unanimidad”, le anunció la Fadec al inventor de ese deporte, el exbasquetbolista pergaminense Ricardo Molinari.

La decisión de Fadec fue adoptada durante la asamblea directiva de esa institución, realizada el último 24 de febrero, según contó Molinari. “La asamblea fue un espacio donde se analizaron los beneficios y oportunidades que esta incorporación conlleva para nuestra comunidad deportiva”, señala el comunicado de Fadec.

Además, añade que tras considerar los aspectos de desarrollo de ese deporte se concluyó en forma "unánime" que la inclusión de Básquet para Ciegos "es un paso significativo hacia la ampliación de nuestros espacios deportivo y el fomento de la integración y participación de personas ciegas y disminuidas visuales”.

Luego, puntualiza que esa decisión “no solo refleja el compromiso de la Federación con la promoción de la actividad física inclusiva, sino también el reconocimiento potencial y la importancia del básquet adaptado”.

Fadec también le dijo a Molinari que los "llena de alegría poder compartir esta excelente noticia con usted y con todos aquellos que han trabajado intensamente para poder hacer posible este avance significativo”.

Ricardo Molinari

Cómo nació el básquet adaptado en Argentina

En junio de 2002, Ricardo Molinari, ex jugador de básquet, fue a la cancha de Club Comunicaciones de Pergamino para tirar al aro y se encuentró con un profesor parado en una punta, golpeando el piso, mientras su alumno corría hacia el ruido que éste hacía. Ahí, se dio cuenta que era un chico ciego y se preguntó por qué un ciego no podía jugar al básquet. “Le faltan elementos”, se respondió

Ese episodio hizo que Molinari pusiera manos a la obra. Se dirigió a su taller, donde arma tableros de básquet, y pensó que lo primero que necesitaba un chico ciego para jugar al básquet es una pelota. Pero esa pelota tenía que ser especial, es decir, sonora.

Ricardo tomó una pelota de mini basquetbol, le sacó la válvula y comenzó a buscar cosas que la haga sonar, pero que no dañara el interior, ni que alterase el rebote de la pelota en el piso. Encontró un ruleman viejo de una bicicleta y lo desarmó. Las bolillas de siete milímetros pasaban justo por el agujero donde va la válvula. Se las colocó dentro. Llegaron sus hijos a su casa y sin darle explicaciones, Ricardo les vendó los ojos y les pidió que traten de agarrar la pelota guiándose por el ruido de ésta. Funcionaba.

Luego pasó a construir el aro. Tomó uno de los que tenía en su taller y en la base puso una lengüeta doble de chapa fina. No le convenció. Entonces pensó en colocarle un timbre de bicicleta, de los duros, de los de antes. Desde la ménsula, con una palanca, le adaptó una base al timbre. Hecha la adaptación, cada vez que la pelota pasaba por adentro del aro, si o si, tocaba la palanca. Andaba, pero todavía le faltaba.

Ricardo Molinari

Fue así que probó con una red de cadena, con la que se lograron tres cosas: cuando la pelota no llega y roza la cadena, le está anunciando al ciego que la dirección es buena, pero tiene que dar más altura; cuando la pelota toca la cadena, al ser ésta más pesada que la red común, no acciona la palanca, es decir, que no confunde; y cuando la pelota ingresa sobre la red de cadena, hace que ésta caiga derecho hacia abajo, haciendo más fácil recuperarla. 

Por último le agregó una alarma (como un despertador). Ese era el sonido que iba a ubicar a los ciegos para indicarle donde está el tablero.

Posteriormente, el 7 de agosto, el día de San Cayetano, una nena de 13 años y dos nenes de 11 años fueron a la cancha del Club Comunicaciones para probar la pelota y el tablero de básquet. Ricardo ee dirigió a los chicos y les explicó cómo funcionaba cada elemento e hizo que los escucharan. En sus 49 años, esa había sido la primera vez que trataba con una persona ciega.

“Nosotros nunca jugamos a esto”, al principio ninguno de los varones quería saber nada. Cinthia, la única mujer ciega allí, toma la pelota como le indicaron; lanza, pega en el tablero y sale. “Uhh” exclaman sus compañeros. Lanza de vuelta, pega en el tablero. Encesta. “La cara de Cinthia no me la voy a olvidar nunca en mi vida”, supo contar emocionado Ricardo.

Uno de los chicos le agarra la mano y le pregunta: “¿Por qué se fijó en nosotros?”. En ese momento, no existía algo igual. Era la primera vez en el mundo que una persona ciega podía jugar al basquet.

El 19 de agosto de 2002 el tablero no solo fue patentado, sino que también fue declarado como “Ayuda Humanitaria”. Ricardo Molinari fue el argentino que inventó un deporte para personas que no pueden ver. Les cambió y mejoró la vida. N

BP