La relación del expresidente Mauricio Macri y el empresario Gustavo Arribas se gestó en el fútbol, más precisamente durante su gestión en Boca. En aquel tiempo, además de negocios, los unía el juego: Arribas era el 5 del equipo de Macri en los partidos semanales que armaba en su quinta Los Cardenales.
Los años y los logros deportivos en Boca le sirvieron a Macri para preparar su aterrizaje político, primero como jefe de Gobierno porteño y luego como máximo mandatario de la Argentina. A Arribas, por su parte, le sirvieron para multiplicar su fortuna con la representación y transferencia de futbolistas.
En Primer Tiempo, el libro que acaba de lanzar en estos días, Macri cuenta cómo convenció a Arribas para hacerse cargo de la Agencia Federal de Inteligencia. Como siempre en la relación entre ambos, el fútbol fue la llave para convencerlo: "En ese momento Gustavo vivía en Brasil, y cuando lo convoqué, le mentí, piadosamente: le dije que lo necesitaba para intervenir la Asociación del Fútbol Argentino. Cuando llegó a Buenos Aires, le aclaré: 'Me equivoqué por una letra. No te quiero para la AFA, te quiero para la AFI'”, publicó.
Más allá del pormenor que cuenta Macri en su libro, la escena revela que desde el inicio de su gestión presidencial tenía como objetivo la intervención de la AFA, en aquel momento presidida por Luis Segura y a pocas semanas del 38-38 que destruyó cualquier intención de autonomía y legitimó su idea.
De hecho, en 2016 aterriza en Viamonte 1366 el Comité Regularizador de FIFA, presidido por un dirigente cercano al macrismo, Armando Pérez, y que contaba además con un amigo personal de Macri, Javier Medin, un abogado que trabajó con el Grupo Socma, que arribó como vice del Comité de Regularización y que momentos fue su presidente interino por los problemas de salud de Armando Pérez.
Arribas, a su manera, también se valió de la mentira de Macri para influir sobre la conformación de ese Comité de emergencia: otra de las integrantes, Carolina Cristinziano, llegó a ese lugar por el vínculo que la unía al jefe de los espías.
Los dos, Macri y Arribas, en definitiva, siempre jugaron y jugarán juntos.