Luego de los incidentes, la polémica, el partido que se jugó en el escritorio y la decisión de Conmebol de llevar la Superfinal a Madrid "por cuestiones de seguridad", la cuenta regresiva para la gran definición comenzó a correr y la cabeza de los hinchas de a poco vuelve a pensar en el fútbol y en los 90 minutos que separan al equipo de sus amores de la gloria eterna.
El contexto económico no ayuda pero muchos fanáticos de River y Boca harán el esfuerzo y se gastarán una fortuna para decir presentes en el partido más importante de la historia del fútbol argentino pese a estas lamentables últimas dos semanas.
Y en los hinchas españoles también genera atracción. Los socios del Real Madrid tuvieron prioridad para acceder a los primeros tickets y los agotaron en poco más de una hora. Pero en cuestión de horas quedó en evidencia que no todos querían ver la final de la Copa Libertadores y muchos buscaron hacer su negocio en la reventa.
El famoso programa "El Chiringuito de Jugones" mostró a través de una cámara oculta cómo se manejan los revendedores, que llegan a pedir hasta 2000 euros por una entrada.