Entre las alegrías que jamás podrá olvidarse, Daniel Bertoni tiene una que lo llena de orgullo por partida doble: haber marcado dos goles vitales para que la Selección Argentina ganara por primera vez en la historia un Mundial, el de Argentina 1978 del cual este 25 de junio se cumplen 42 años.
“Tengo el orgullo de haber convertido dos goles que fueron fundamentales para la Selección: el primero fue en la victoria por 2-1 ante Hungría, porque si hubiésemos empatado ese primer partido, la historia se nos hubiera complicado mucho. Y el segundo, fue el del 3-1 con el que le ganamos a Holanda en la final. Ese nació de un tiro libre en la mitad de la cancha y terminó conmigo empujando la pelota sobre la línea cuando ví que Kempes no podía convertir. A pesar de que ya pasaron 42 años, no puedo dejar de emocionarme cada vez que los veo y los escucho”, cuenta, en diálogo exclusivo con 442, el gran ídolo de Independiente y uno de los más grandes wines que haya dado el fútbol argentino en toda su historia.
“Todos hablaban de Alemania, Brasil y de Holanda como los grandes candidatos a ganar el Mundial, y por nosotros nadie daba un peso y les contestamos con un Mundial. Nosotros estábamos afuera de todo lo que pasaba políticamente en esa época que fue nefasta para el país. Lo único que queríamos ganar y el gobierno de facto necesitaba que ganáramos un Mundial para que la gente se olvidara de lo que estaba pasando y tuvieron la suerte de que todo le saliera redondito. Pero nosotros no tuvimos la culpa de nada ni fuimos cómplice de nadie”, agrega.
Sobre el polémico 6-0 ante Perú, afirma que no hubo ningún tipo de arreglo con los jugadores peruanos, ni mucho menos con el arquero argentino Quiroga que recibió las peores críticas por parte de la prensa mundial. “A Perú lo pasamos por arriba en la cancha, después las suspicacias que puede haber las dejamos de lado porque en el Mundial del 82 con ese mismo equipo, Quiroga incluido, perdieron 5-1 por paliza ante Polonia, se quedaron afuera y nadie dijo nada. Yo les preguntaría tanto a Oblitas como a Velázquez que siempre pusieron en duda la honestidad de varios de sus compañeros si Quiroga también era polaco. Nosotros le ganamos claramente a todos los rivales en la cancha, sin la ayuda de nadie. Por eso, cada día me siento más campeón del mundo”, afirma.
“Y en la final nos tocó a una Holanda que tenía un verdadero equipazo y a la que le pudimos ganar por primera vez en una Copa del Mundo, ya que antes habíamos empatado en tres ocasiones y ellos nos ganaron cuatro veces. La realidad es que cuando quedamos afuera del Mundial de España 1982, todos empezaron a ensuciar el campeonato que habíamos ganado en el 78 porque ese año no dijeron nada. Al contrario, se cansaron de vender diarios, revistas y pósters de la primera selección argentina que ganaba un Mundial”, cuenta.
Y, fiel a ese estilo frontal y letal que tenía en la cancha, tras hacer una pausa, levanta la cabeza y clava la pelota en el ángulo para terminar de descargar su lógica bronca. “Si no hubiéramos ganado el Mundial seguramente nos hubieran tildado de traidores o nos hubieran dicho fracasados. Les dimos una gran satisfacción a 25 millones de argentinos que soñaban con ganar un Mundial. La visión política la dejo para los que les gusta politizar todo. Gracias a Dios, al igual que el resto de mis compañeros, tengo la conciencia tranquila. La visión política la dejo para los que les gusta politizar todo, hasta el fútbol. concluye.